viernes, 30 de diciembre de 2011

Poema LXXVII


AHORA

I

Laten en mi rostro cicatrices,
surcos de una vida extraña,
el paso de luz a la sombra,
este enigma.

II

Hoy es solo 
una pregunta en el silencio
una llaga en mis espaldas,
el principio.


jueves, 22 de diciembre de 2011

Poema LXXVI


PROMESA

Hay en toda semilla
una oculta promesa de savia,
vida latente por brotar
en el aire azul de los excesos.
Un temblor recorre su vientre
de cáscara amarga.
 

Tan hondo es su deseo…
no sabe que morirá en el fiemo.




domingo, 11 de diciembre de 2011

Presentación de "Rituales de identidad" en Zaragoza.




20 de diciembre en la FNAC Plaza de España C/ Coso 25.

Presentación de Ángel Guinda.

Leerán poemas los poetas de la Asociación Rey Fernando de Aragón.

Al final se servirá un pequeño refrigerio.

Gracias por vuestra asistencia.
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martes, 29 de noviembre de 2011

Poema LXXV


REALIDAD

He parado todos mis relojes
en un impulso por detener el tiempo
en la hora del amor.

Pero el camión de la basura
rompe mis tímpanos
y destruye lo soñado

con placer.


viernes, 25 de noviembre de 2011

Poema LXXIV


PALPITACIONES


Llegó a mí un óxido de olvido,
en la fermentación de los pupitres
una mano extendida cayó en la espesura.
Los estambres de los días palidecieron
y callaron en las losas
las máscaras podridas de los necios.
Soy un viejo con estigmas de hormigas
que se clavan en paladares de mercurio
donde tejen palpitaciones las arañas.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Poema LXXIII


AUTOBIOGRAFÍA


Nací en un mundo de locos
donde todo era perfecto.
El saludo mañanero,
la misa dominical,
el estudio de los clásicos,
la corrección en la mesa.
Me crié entre hombres doctos
incapaces de matar una mosca
pero si de apalearte a palmetazos,
curas con tonsura y bonete
y carrillos colorados:
¡No desearás a la mujer de tu prójimo!
¡Si no dejas quieta la palma,
de la jaula no te saco!
Viví la estrategia del miedo,
perseguí mares imposibles,
harto de vino y silencio
quedé anclado en el verbo.
Ahora pienso que nada es perfecto,
la vida solo un trago,
el placer la única verdad
y la muerte un despilfarro.

Fotografía de Regina Martínez

domingo, 6 de noviembre de 2011

Poema LXXII






EL OLVIDO



El dolor en el pan
otorga poder a la ceniza,
en los párpados de las luciérnagas
palpita el vapor del miedo.
Una máscara de lágrimas rotas
oculta la cáscara de los besos.
La llama de lo incierto
presiente músicas dormidas,
la lluvia se apaga en el mar
del magma del desconcierto.

lunes, 31 de octubre de 2011

Poema LXXI

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TIEMPO DE ESCARCHA

Las aceras dormitan vagabundos,
cuyo único sueño es que hoy
no sea peor que ayer
y que un día
los esquejes
ocultos por la nieve
florezcan.
No es fácil descubrir
la llama del amor
en los ojos de los tristes.
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viernes, 28 de octubre de 2011

Rituales de identidad

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Acaba de salir mi último libro de poemas Rituales de identidad editado por Huerga y Fierro. Os dejo el poema que cierra el libro.

DARDOS

I

LA palabra tenida como escudo,
bálsamo o flecha,
revela la prudencia del humilde
y devuelve el poder a los esclavos.

II

Buscar refugio en soledad
ante el reino de la impotencia,
y encontrar el aliento necesario
en la quietud del eremita.
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domingo, 23 de octubre de 2011

Uni-versos para Somalia

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AMANECER SIN SOL

Alguien tras la puerta del cielo
espera tu proyecto de algas
con ojos teñidos de ayer,
silencio oxidado de nubes.
Las águilas olvidaron tu nombre
en el vacío de una noche negra,
extraña algarabía de árboles
transita las calles dormidas.
Te has acostumbrado a la brisa
de días claros tras la lluvia,
mientras la mano seca de los tristes
mece un amanecer sin soles.
Has vivido entregado al temblor
de quejidos verdes de yerba
y en tu cara se oculta el fuego
de ojos que digieren estrellas.
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sábado, 15 de octubre de 2011

QUERENCIA Y RELINCHO de Francisco Julio Donoso

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Francisco Julio Donoso, nos descubre en este libro su amor por los caballos, y a través de él nos revela sus mas íntimos secretos, sus vibraciones mas profundas, a veces, con un deje de amargura o de impotencia pero siempre con una sensibilidad especial que nos eriza el vello. "De la ciudad me quiero ir / de la ciudad me voy / a dejar que hable el potro que llevo dentro". "Te recuerdo / recordando a los muertos / mi yegua maldita, / yegua del recuerdo". Otras veces nos muestra su soledad mas descarnada: "Por ti he muerto tantas veces / que ya no temo a las reencarnaciones". Otras se nos revela enamorado: "Tú con una pregunta / resuelves todas mis dudas".
En realidad son tres libros en uno, el primero es la revisión de un libro ya editado en 2005 bajo el mismo título, el segundo (Querencia y Relincho 2) lo forman nuevos poemas donde vuelven a aparecer los caballos y su mundo, casi como un monotema: "En ti pongo las manos en la rienda / los pies en los estribos / y la mirada tierna / y el tierno subjuntivo". Pero tampoco falta un canto a la guitarra, su otro amor: "¡Qué bien suena la guitarra! / Entre genio y duende / buscar en el canto la palabra..."
El primero va acompañado de excelentes fotografías de José Moñú y Álex Asín y en el segundo encontramos otras no menos bellas de Raúl Ruiz (todas ellas de caballos)
Bajo el título de El Tratante aparece la tercera parte de este libro, una serie de relatos breves, ocho en total en los que aparecen sus fantasmas, sus vivencias, sus ganas de vivir, puestas en boca de otros, desde una emotividad exquisita en los que nuevamente aparecen los equinos como tema central: "Ahora después de tantos años y con el conocimiento que Dios me ha dado y las lecciones que me han dado los caballos..." Y en otro párrafo: "Organicé festejos equinos, iba a las ferias de ganado. Me hice viejo recordando muertes y partos de caballos, cubriciones, sacrificios, castraciones..." En esta ocasión va acompañado de las ilustraciones de Morote, Valentín Silva, Paco Rallo y Pablo Sancho, todas ellas de caballos.
Desconozco si el autor ha vivido entre caballos y si realmente es como él mismo se define El hijo del herrador, pero lo que sí se trasluce en este libro es su fascinación incondicional por este fiel animal, hasta el punto que define en una ocasión al rejoneador como centauro: "Hermoso de Mendoza / el centauro / de las plazas de España de la plaza de Estella". Su conocimiento absoluto de este mundo te deja perplejo muchas veces: ¿será verdad o ficción?
Se cierra el libro con un poema de Ángel Guinda en la contraportada que éste escribió a raíz de regalarle Julio una herradura.
Desde aquí recomiendo la lectura de este libro que será muy bien acogido por los amigos de los caballos o despertará gran atracción hacia ellos, después de su lectura. Confieso que yo de niño también les tenía una gran pasión y aparecían en casi todos mis sueños.
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miércoles, 5 de octubre de 2011

Poema LXX

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SOMALIA

La soledad desgasta las paredes
de esta triste estancia,
que vieron transitar
incendios de épocas pasadas.
Donde ayer hubiera llanto
hoy se amontona el odio
y una mano contenida
se eleva en amenaza.
Los niños rezuman miseria
por sus poros de hambre
y las madres amamantan
con ubres vacías.
La sangre atraviesa los muros
desnudos y blancos
donde muere el indigente
y la quimera mata.
Ya no quedan espantajos
colgados de las ventanas,
ni en el azul del cielo
ondean banderas.
Un escaparate de tristeza
sacude los rascacielos
y la ceniza de los pájaros
inunda las miradas.
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jueves, 29 de septiembre de 2011

Poetas en la red (II)

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IGNORACIA

De saber que la vida era esto
no habría arrastrado mis miedos
por aceras vacías.

Con la fría certeza de la llama
pegada en el bolsillo,
descubrí lodo en las pisadas.

Al volver una esquina
me sorprendió el amanecer
del día sin retorno
y la voz se volvió más clara.

De haber sabido lo que el alba oculta
no habría recelado tanto
de los ojos cegados
y el poder de los murciélagos.

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domingo, 25 de septiembre de 2011

Poetas en la red (I)

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ESPEJISMOS

El cielo no es azul, ni verde el mar
ni puedes atrapar el tiempo
en el mecanismo de los relojes.
La luna atrae las pupilas
de la noche y la luz,
estalla en las retinas
con la lluvia lejana del olvido.
No hay vida por detrás de los espejos,
en las cartas no respira el amor,
ni un beso puede devolver
calor a la ceniza.

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viernes, 23 de septiembre de 2011

PRESENTACIÓN EN ZARAGOZA DE LA REVISTA EL ALAMBIQUE Y DE "LAS LEYES DE LA GRAVEDAD", DE MOHSEN EMADI




DOBLE PRESENTACIÓN EN ZARAGOZA DE LA REVISTA EL ALAMBIQUE Y DE "LAS LEYES DE LA GRAVEDAD", DEL GRAN POETA IRANÍ MOHSEN EMADI

MIÉRCOLES 5 DE OCTUBRE DE 2011, EN LA BÓVEDA DEL ALBERGUE COMENDADOR (c/Predicadores, 70), a las 19:30. Participarán Antón Castro, Manuel Forega, Alfredo Saldaña, M.Á. Longás, A. Burriel, Trinidad Ruiz Marcellán y Ángel Guinda.

El monográfico del nº 3 de la revista madrileña El Alambique está dedicado a JULIO ANTONIO GÓMEZ.

Con la presencia de Mohsen Emadi.

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VERSOS PARA SOMALIA

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Versos para Somalia
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martes, 6 de septiembre de 2011

Poema LXIX

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TARDE DE AMOR

La tarde era propicia,
nos acogió en sus brazos el amor
y se fueron diluyendo en caricias
la sed, el deseo,
la carne de los besos.
El silencio alumbró los cuerpos
y esa luz cegadora
despertó los sismos,
la llama de tus ojos,
la piel de los incendios.
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martes, 19 de julio de 2011

Poema LXVIII

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TU MIRADA

He aprendido
que es tropezar la vida,
caer y despertar
en tus nocturnos párpados
como paisaje único.

Del libro
Rituales de identidad de próxima aparición en Huerga y Fierro
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jueves, 7 de julio de 2011

X FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA MONCAYO

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X FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA MONCAYO

28 / 29 / 30 de Julio de 2011

Novallas. Litago. Monasterio de Veruela. Museo del Vino

Poesía Necesaria

Homenaje a Gabriel Celaya

Centenario de su nacimiento

Actuaciones especiales:

MIGUEL ÁNGEL BERNA

RICARDITO ORTIZ & TIPICO ORIENTAL CUBANO

(Ex integrante de Vieja Trova Santiaguera)

POESÍA NECESARIA

En un mundo que cree imprescindible lo necesario y considera necesario lo superfluo, las palabras de Gabriel Celaya ondean como una bandera de paz, solidaridad y salvación: “Poesía para el pobre, poesía necesaria como el pan de cada día”. Alimentos, sí, también para el espíritu. Poesía cargada de valores para rehumanizarnos, para mejorar el mundo.

Trinidad Ruiz-Marcellán

NOVALLAS

Jueves 28 de julio

19,00 h.

Ayuntamiento

Intervención del Alcalde Jesús Fernández

Lectura de Poetas de la A.A.E.

Miguel Ángel Yusta, Fernando Sarría, Fran Picón, Juli Micolau, Ricardo Fernández Moyano, Víctor Guíu, Blanca Langa, Javier Arruga, Elena Peralta, Agustín Blanco, Mª José Castejón, Ana Mª Aznar Villabona, Venancio Rodríguez, Inés Ramón Campodónico y Graciela Giráldes Pérez

Actuación de Luigi Maráez y Âlime Hüma

LITAGO

Viernes 29 de Julio

18,00 h.

Calle

BookCrossing

Lecturas en las calles

Música de Alam

Iglesia

19,00 h. Inauguración

Intervención del Alcalde Pedro Herrero

20,00 h.

Lectura de Poéticas y textos

Intervención de: César Ibáñez, Victoria Puig, Jesús Ortiz Pejón, Mario Hinojosa, Rafael Lobarte, Miguel Ángel Longás, Luis Rafael Hernández, Itxaso Corrales, Sonia Serrabao, Lucía Delbene, Lucía Camón, Daniel Morena, Antonio Molina, Gabi Moreno y Daniela Bartolomé.

21,00 h

Plaza Tiro de Bola

Actuación de poesía Hip Hop

Actuación de Jordi Skywalker y la Compost Band

MONASTERIO DE VERUELA

Museo del Vino

Sábado 30 de Julio

11,00 h.

Intervención del Presidente de la D. O. Campo de Borja, Gregorio García

Presentación de Poéticas y Poetas por Manuel Forega

Intervención de los poetas: Ángel Guinda, Antón Castro, Marifé Santiago Bolaños, Manuel Rico, Marguerite Bobey y Yoko Fukushima

Instalación: Yoko Fukushima (Proyecto HITO del Gobierno de Aragón)

Sala Capitular. Claustro

18,00 h.

Presentación de Poéticas y Poemas

Poetas YIN. Poetas aragonesas

Ana Alcaraz, Carmen Aliaga, Anais Pérez Layed, Amparo Sanz, Reyes Guillén, Clara Dávila, Lourdes Fajó, Luisa Miñana, Goya Gutiérrez, Pilar Martínez Barca, Inmaculada Marqueta y Milagros Morales

Actuación de los músicos Irene Guillén y Jesús López

Performance de Marguerite Bobey (Proyecto HITO del Gobierno de Aragón)

Iglesia

19,00 h.

Presentación: Reyes Guillén

Proyección de Koldo Mitxelena

AGURRA

Pilar Castro Blanco

Joseba Ibarra

Actuación de Angi Ruiz Forés y Ana Segura

Actuación de MIGUEL ÁNGEL BERNA. Danza.

Acción poética a cargo de las/os poetas participantes en el Festival con la colaboración de Ricardo Calero

Actuación de

RICARDITO ORTIZ & TIPICO ORIENTAL CUBANO

(Ex integrante de Vieja Trova Santiaguera)

Dirección: Trinidad Ruiz Marcellán y Marcelo Reyes

Organiza: OLIFANTE EDICIONES DE POESÍA

Grabación DVD: David Francisco

Proyecciones y Exposición de Libros: Fundación Koldo Mitxelena de San Sebastián

Instalaciones y Performances

BookCrossing

Patrocina: Diputación Provincial de Zaragoza, Gobierno de Aragón, Ministerio de Cultura, Ayuntamiento de Litago y Fundación Koldo Mitxelena de San Sebastián

Colaboran: Casa del Poeta, Ayuntamiento de Novallas y D. O. Campo de Borja

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miércoles, 6 de julio de 2011

SUEÑO DE ORIGEN

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En el progresivo acrecimiento de su poesía Sánchez Rosillo ha ido alcanzando, a partir de la elegía esencial que la fundamenta, un espacio de luminosa serenidad que alcanza dimensión trascendente en un libro cuyos mejores logros son esos poemas contemplativos de intensa sensorialidad en los que Rosillo es un maestro: el vuelo de golondrinas que nos cose a la vida elemental, el brillo de la lluvia en los naranjos de un huerto.

Con su escritura de lo vivido el poeta logra siempre, gracias a la precisa sencillez de su palabra, que la emoción resulte compartible. Ese es el designio expreso: “Vale la pena/ gastar así la vida/ si alguien, ahora o después,/ piensa que fue el amor quien me guió los pasos/ y encuentra en estos versos mi verdad y la suya”. Un poema amoroso -“Aún”-, uno escrito al cumplir sesenta años -“Late un presente extraño que semeja/ como una plenitud insospechada,/ un indulgente don sobrevenido”-, o el dedicado a la muerte de la madre, extraordinario, convierten el sentimiento del tiempo y de la pérdida en una emocionante asunción vitalista. Hasta la muerte es aquí mero trámite: “Nuestro asunto es la vida./ El que muramos/ es cosa de la muerte”, planteamiento epicúreo que desemboca en profesión agnóstica de fe: “Le corresponde al alma únicamente/ permanecer atenta/ y abrir sus ojos mucho -mientras alguien, clemente,/ cierra los de tu rostro- en el momento/ supremo de la gran expectación”.

Quedan fuera los ruidos del mundo “mal hecho” de Guillén -de quien está tan cerca esta poesía-, y se fundamenta, como en Cántico, la actitud del ocioso “atento y puro, disponible”: “Todo es el centro,/ aunque mucho me aleje/ de donde estoy”. En los espléndidos “Golondrinas en septiembre”, “Huertos junto al río “ o “La luz que canta”, el pormenor de la naturaleza elemental, la mirada erótica a la juventud irresistible, la luz primaveral, todo lo que hay de oda y de elegía afirmativa en el conjunto va confluyendo en un sentimiento unanimista en el que los sentidos son las ventanas a una revelación misteriosa de la totalidad: “Mientras miro / siento que desde mí mira la especie, un hombre/ cualquiera, innominado/ -dónde y en qué momento-,/ que contempla el misterio y se estremece”. Lo que se nos presenta desde el título como “Sueño del origen” ha llegado a serlo de un destino que el poeta siente como un ·aproximarse a un conocer que brilla/ cada vez más cercano,/ y no porque lo ponga ante mis ojos/ un tiempo que se acaba y no decide, sino porque soñé con esa luz”.
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domingo, 3 de julio de 2011

Poema LXVII

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INFANCIA

Todavía hay un niño
que gira alrededor del templete
y corre tras las palomas
de este parque de nostalgia.
Deja posar sus ojos
sobre los árboles
y el olvido
pasa ante él con arrogancia.
La calma de esta tarde de estío
impregna todos mis poros
y pienso que aún soy joven,
demasiado joven para recordar.

Del libro Rituales de identidad de próxima aparición en Huerga y Fierro
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sábado, 25 de junio de 2011

Leyendo a Sábato

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El diario montañés, mayo de 2011

Leyendo a Sábato

Por Luís Sala

Leyendo a Sábato aprendí lecciones fundamentales para la vida y para el oficio de escribir. Entendí que en la literatura, como en el periodismo, no hay temas grandes y temas pequeños, asuntos sublimes y asuntos triviales. Que son los hombres y las mujeres los que son pequeños, grandes, sublimes o triviales. Que la misma historia del estudiante pobre que mata a una usurera puede ser una mera crónica policial o 'Crimen ycastigo'.

Leyendo a Sábato aprendí a desconfiar de los que escriben sobre cualquier cosa. Descubrí que cuando se escribe en serio, el tema no se elige. Es el tema el que lo elige a uno. Que el creador verdadero no hace sino hablar una y otra vez de las mismas obsesiones que lo acosan. Que la política, el tiempo y los deportes están bien para llenar las páginas de los periódicos. Pero lo verdadero es siempre simbólico y no se puede contar con la misma prosa que utilizamos para la crónica política o para redactar el prospecto de una lavadora.

Leyendo a Sábato descubrí que la felicidad en la vida se nos da en pedazos, apenas en momentos fugaces. Que cuando uno es pequeño espera la gran felicidad, una felicidad enorme y absoluta. Y luego, de mayor, a la espera de ese fenómeno, se dejan pasar o no se aprecian las pequeñas felicidades, las únicas que existen.

Leyendo a Sábato comprendí que la patria es la infancia y que por eso quizá es mejor llamarla matria, porque es algo que ampara y calienta en los momentos de soledad y de frío. Que, cuando se trata de seres humanos, la verdad no se puede decir casi nunca porque sólo sirve para producir dolor, tristeza y destrucción. Que la verdad está bien para las matemáticas o para la química, pero que en la vida es más importante la ilusión, la imaginación, el deseo, la esperanza.

Leyendo a Sábato entendí que la guerra puede ser absurda y equivocada, pero el pelotón al que uno pertenece, los amigos que duermen en el refugio mientras uno hace guardia, eso es absoluto. Y que toda revolución, por pura que sea y sobre todo si lo es, está destinada a convertirse en una sucia y policial burocracia, mientras los mejores espíritus concluyen en las mazmorras o en los manicomios.

Aprendí que el pasado no es algo fijo, cristalizado, sino una configuración que va cambiando a medida que avanza nuestra existencia y que alcanza su sentido verdadero en el instante en que morimos. Y que a medida que nos acercamos a la muerte también nos acercamos a la tierra. No a la tierra en general, sino a ese pedazo de tierra en que transcurrió nuestra infancia, en que tuvimos nuestros juegos, la irrecuperable magia de la irrecuperable niñez.

Aprendí que el tiempo de los seres humanos no vuelve nunca para atrás, que nada vuelve a ser lo que era antes. Y que cuando los sentimientos se deterioran o se transforman no hay milagro que los pueda restaurar en su calidad original. Leyendo a Sábato entendí que no hay casualidades sino destinos. Y que no se encuentra sino lo que se busca. Y se busca lo que, en cierto modo, está escondido en lo más profundo y oscuro de nuestro corazón. Por eso, en las páginas finales de 'Abaddón', el escritor argentino hace que uno de sus personajes descubra en el cementerio una sepultura con una lápida que dice: 'Ernesto Sábato. Quiso ser enterrado en esta tierra con una sola palabra en su tumba. Paz'. Seguro que el gran Sábato ha encontrado ya esa paz que tanto ansiaba y necesitaba después de vivir casi todo el siglo XX y parte del XXI angustiado por la locura del mundo. A nosotros nos queda volver una y otra vez a sus libros, especialmente a sus tres novelas, para seguir disfrutando de una lectura fundamental. Una lectura de ésas que hacen que la vida merezca la pena.
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viernes, 17 de junio de 2011

Poema LXVI

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HECHICERA

Lleva un estigma de magia
en sus ojos
y en sus pasos nieva perfume de niebla.
Un presagio delgado de luna
le abrasa la frente
y los árboles saben de su luz
y su pena.
En sus manos anidan sonrisas
y en sus labios,
pétalos de la noche
florecen promesas de estrellas.

Leído en el Divino amore y dedicado a Ana Tortosa

Fotografía: Retrato de hechicera de Sonia Verdú

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lunes, 6 de junio de 2011

Poesía en el Divino Amore

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El próximo jueves 9 de junio, a las 21:45 horas, en el Café Divino Amore, Plaza del Carmen, 9 (Zaragoza), nueva sesión del Ciclo Poesía en el Divino Amore.

En esta ocasión intervendrán los poetas:

JORGE MUÑIZ-ALIQUE

ÁNGEL SOBREVIELA

JESUS ORTIZ PEJÓN

FERNANDO BURBANO

CARMEN ALIAGA

RICARDO FERNÁNDEZ MOYANO
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domingo, 5 de junio de 2011

jueves, 2 de junio de 2011

Poema LXV

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INADAPTADO

Levantó la mano
en mitad de la noche
para alcanzar la luna
y lo llamaron loco.
Levantó la mano
en medio de una plaza
para tocar el sol
y lo llamaron iluso.
Levantó la mano
en mitad de la tormenta
para atrapar al rayo
y lo llamaron inconsciente.
Levantó la voz
en mitad de un discurso
para gritar justicia
y lo llamaron terrorista.
Levantó la voz
en mitad de Misa Mayor
para solicitar ayuda
y lo llamaron sacrílego.
Levantó la voz
en mitad de un mitin
para pedir trabajo
y lo llamaron reaccionario.

Cuántas veces escondí la mano
por temor al poderoso,
a ser marcado como inútil
para esta vacía sociedad.
Cuántas veces callé
por miedo al dedo inquisidor,
a ser expulsado del orden
y convertirme en inadaptado.
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sábado, 21 de mayo de 2011

Poema LXIV

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EL BISTURÍ DE LOS RECUERDOS

Aún palpita el asfalto
cuando atraviesa esa ciudad,
sus soportales, refugio
de ansias y miedos.
Aún quedan restos del naufragio,
de sus luchas a campo abierto,
en los ojos de las esfinges
jirones de incendios.
Ha pasado mucho tiempo
han sufrido y gozado
cada cual por su camino,
sin embargo, hay algo en el aire
en éstos días,
que corta sus pasos:
el bisturí de los recuerdos.
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lunes, 9 de mayo de 2011

Poema LXIII

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MURO DE AUSENCIA

ESTE muro que separa nuestras vidas
no es adobe, ni arena, ni cal,
sino seda
callada,
¡cómo duele esta ausencia!
Un tiempo las sombras
despertaron con el alba,
ya no quedan cicatrices
en la piel de los ocasos.
Ayer moría por verte,
hoy muero sin tu mirada,
la luna se ha vuelto gris
sin antorchas del incendio.
Nos separa un muro liviano
de silencios y palabras,
la noche es cada vez más negra,
sin tu voz, sin tu delirio.
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domingo, 1 de mayo de 2011

Por qué escribo (y IV)

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Por Jesús Ruiz Mantilla (continuación)

Julia Navarro
Para mí, escribir es una oportunidad de viajar al mundo de los sueños y de la imaginación; de inventar personajes y de vivir otras vidas; pero también de asumir compromisos, aunque a veces vayan envueltos con el papel del entretenimiento.

Andrés Neuman
Escribo porque de niño sentí que la escritura era una forma de curiosidad e ignorancia. Escribo porque la infancia es una actitud. Escribo porque no sé, y no sé por qué escribo. Escribo porque solo así puedo pensar.
Escribo porque la felicidad también es un lenguaje. Escribo porque el dolor agradece que lo nombren. Escribo porque la muerte es un argumento difícil de entender. Escribo porque me da miedo morirme sin escribir. Escribo porque quisiera ser quienes no seré, vivir lo que no vivo, recordar lo que no vi. Escribo porque, sin ficción, el tiempo nos oprime. Escribo porque la ficción multiplica la vida. Escribo porque las palabras fabrican tiempo, y tiempo nos queda poco.

Amélie Nothomb
Me preguntan por qué elegí escribir. Yo no lo elegí. Es igual que enamorarse. Se sabe que no es una buena idea y uno no sabe cómo ha llegado ahí pero al menos, hay que intentarlo. Se le dedica toda la energía, todos los pensamientos, todo el tiempo. Escribir es un acto y al igual que el
amor, es algo que se hace. Se desconoce su modo de empleo, así que se inventa porque necesariamente hay que encontrar un medio para hacerlo, un medio para conseguirlo.

Arturo Pérez-Reverte
Escribo porque hace 25 años que soy novelista profesional, y vivo de esto. Es mi trabajo. Igual que otros pasan en la oficina ocho horas diarias, yo las paso en mi biblioteca, rodeado de libros y cuadernos de notas, imaginando historias que expliquen el mundo como yo lo veo, y llevándolas al papel a golpe de tecla. Procuro hacerlo de la manera más disciplinada y eficaz posible.
En cuanto a la materia que manejo, cada cual escribe con lo que es, supongo. Con lo que tiene en los ojos y la memoria. Muchas cosas no necesito inventarlas: me limito a recordar. Fui un escritor tardío porque hasta los años estuve ocupado viviendo y leyendo; pateando el mundo, los libros y la vida. Ahora, con lo que eché en la mochila durante aquellos años, narro mis propias historias. Reescribo los libros que amé a la luz de la vida que viví. Nadie me ha contado lo que cuento.

Nélida Piñón
Yo creo con la esperanza de que la narrativa jamás me abandone, de que siga estando en todas partes. De que como compañera de mis días, irradie los caprichos humanos, los intersticios del misterio, frecuente en los puntos cardinales de mi existencia.
Escribo porque el verbo provoca en mí desasosiego, afila los mil instrumentos de la vida. Y porque, para narrar, dependo de mi creencia en la mortalidad. Con la fe en que una historia bien contada me arrebate las lágrimas. Sobre todo cuando, en medio de la exaltación narrativa, menciona amores contrariados, despedidas hirientes, sentimientos ambiguos, despojados de lógica. Escribo, en conclusión, para ganar un salvoconducto con el que deambular por el laberinto humano.
(Traducción de Carlos Gumpert)

Álvaro Pombo
Pienso en el pequeño cementerio de Londres, a unos diez minutos a pie de Paddington Green, donde robé un perro feo, de cemento, del sepulcro de una dama ahí enterrada. Al venir a Madrid, abandoné ese perro a su suerte en el Flat A, que era el top flat con una cocinita y un cuarto de baño. Escribir esto, ¿es escribir, o no? Es, desde luego, un modo de hacer surgir los recuerdos y las imágenes distinto del modo normal: un modo prefabricado, artificiado, que desea causar un efecto imborrable al menos en mi alma y luego en la de un lector o un millón, si es posible. Y también es un intento de expresar el ser, el Dios, en la claridad del ser-ahí que era yo en aquel entonces, al borde de la nada. Querer decirlo era querer estar más cerca del ser que lo corriente. Aún no sé si estoy en lo cierto. Hablar es inmediato, como respirar. Escribir, mediato como el respirar del pranayama.

Benjamín Prado
Yo escribo por una sola razón: para divertirme, para entretenerlos, para aprender, para enseñarles, para que sea cierto que "escribir es soñar / y que otros lo recuerden / al despertar", para que no me olviden, para que no nos callen y, en primer lugar, porque no podría no hacerlo.

Soledad Puértolas
Las alegrías de la vida te desbordan. El dolor y la pérdida te superan y hunden. El tedio y la monotonía pueden resultar aniquiladores. Cuando escribo, estoy fuera de esa realidad. He entrado en otra donde sí es posible buscar un sentido, incluso vislumbrarlo.
La soledad, que tantas veces se ha hecho insoportable, se hace ligera y deseable. El estado perfecto. Hay metas, humanidad, sentidos. Hasta cabe la risa, el gran regalo. En la vida, el dolor ahoga y la risa es efímera. En el texto, se produce una transformación que la inteligencia no puede explicar. Nos sumergimos en el dolor sin llegar a morir, conquistamos la distancia. Observamos, podemos emocionarnos, escoger, aventurarnos. La incertidumbre de la narración resulta más segura que las certezas de la vida. La palabra se hace enteramente nuestra.

Santiago Roncagliolo
Debería decir que escribo porque no sé hacer nada más: no sé montar bicicleta, llevo un año tratando de sacarme el carné de conducir, no entiendo las declaraciones de Hacienda y, cuando se estropea el ordenador, la única solución que se me ocurre es llorar hasta que se arregle solo. Pero intentaré una respuesta más profunda:
Creo que la realidad no tiene ningún sentido. Las cosas pasan a tu alrededor de una manera errática, a menudo contradictoria, y un día te mueres. Las cosas en que creías dejan de ser ciertas de un momento a otro. En cambio, las novelas tienen un principio, un medio y un desenlace. Los personajes se dirigen hacia algún lugar, la gloria, la autodestrucción o la nada, y sus acciones tienen consecuencias en ese camino. Escribo historias para inventar algo que tenga sentido.
Pero además, escribir -como leer- te devuelve a la realidad mejor equipado para vivirla, con una comprensión mayor de lugares, personajes o sentimientos que no habrías visitado de otra manera. Y en ese sentido, no hace que la realidad sea más sensata, pero sí la vuelve un poquito mejor.

Fernando Royuela
Escribo por perplejidad. Tengo serias limitaciones para entender al ser humano y mediante la escritura las intento mitigar. La literatura es un vehículo fantástico para observar la realidad y descifrarla. Las palabras son los ojos del escritor. Escribir es saber mirar. Escribo para explicarme un universo inexplicable. Escribo para crear y descreer. Mediante la escritura invoco a los hombres y sacrifico a los dioses. Me río. Busco la belleza, también el horror porque escribir es descender a los infiernos y no salir indemne. Escribo para seducir, para subvertir, para sentirme vivo y muerto, para llorar, amar y maldecir. Escribo para no tener que aguantarme, para negar el mundo, para huir. Escribo porque me da la gana y me lo puedo permitir.

David Safier
¿Se acuerda de cuando era niño y jugaba? ¿Inventando historias disparatadas con figuritas de indios, vaqueros o pitufos? ¿O simplemente imaginando en la bañera que era el capitán de un barco pirata que buscaba un tesoro en medio de la tormenta? ¿Se acuerda de cómo se sentía cuando jugaba con otros niños en la calle y vivían increíbles aventuras haciendo de exploradores, cazadores o agentes secretos, luchando contra dinosaurios, monstruos o supermalos que querían destruir la tierra con rayos mortales?
Pues bien, todo eso es lo que yo hago todavía. Jugar con mi imaginación. Cada día de mi vida. Y lo seguiré haciendo hasta que me muera. O me vuelva loco.
Es lo que me gusta. Y por eso escribo. ¡Hay alguna otra cosa mejor!

Jorge Semprún
Si lo supiese, tal vez no escribiría. Quiero decir, si lo supiera con certeza, si a cada momento pudiese proclamar taxativamente, sin vacilar, por qué escribo, y para qué, para quién o quiénes, si así fuera, tal vez no escribiría. O sea, que escribo, en cierta medida, para encontrar respuestas al porqué. Escribir no es un acto reflejo, ni una función natural. No se escribe como se come o se ama. No se agota en el hecho de escribir el portentoso, o doloroso, o lo uno y lo otro, milagro de la escritura. No se agota, al escribir, el deseo inagotable de la escritura. Tal vez porque sea ésta la mejor forma de sobrevivir. ¿Por qué escribo? Tal vez para sobrevivir a la muerte, la necesaria muerte que me nombra cada día.

Wole Soyinka
Hace varios años, participé en esta misma experiencia con el periódico francés Libération. En aquella ocasión contesté: "Supongo que por el ser masoquista que llevo dentro de mí". Desde entonces, no he tenido ningún motivo para cambiar mi respuesta.

Antonio Tabucchi
Preferiría formular la pregunta así: ¿Por qué se escribe? Hace tiempo, cuando era joven, escuché a Samuel Beckett responder: "No me queda otra". Las respuestas posibles son todas plausibles pero con un punto de interrogación. ¿Escribimos porque tememos a la muerte? ¿Por qué tenemos miedo de vivir? ¿Por qué tenemos nostalgia de la infancia? ¿Por qué el tiempo pasado corrió deprisa o porque queremos detenerlo? ¿Escribimos porque a causa de la añoranza sentimos nostalgia, arrepentimiento? ¿Por qué queríamos haber hecho una cosa y no la hicimos o porque no deberíamos haber hecho algo que hicimos y no debíamos? ¿Por qué estamos aquí y queremos estar allá y si estuviéramos allá nos hubiese resultado mejor quedarnos aquí? Como decía Boudelaire: la vida es un hospital donde cada enfermo quiere cambiar de cama. Uno piensa que se curaría más deprisa si estuviera al lado de la ventana y otro cree que estaría mejor junto a la calefacción.

Andrés Trapiello
¿Para que escribe uno? Para responder sin afectación algún día esta pregunta. Lo natural es hablar, incluso cantar, pero no escribir. Poner las palabras por escrito en un libro es, decía Unamuno, una "tragedia del alma", y acaso se escriba por miedo a quedarse uno a solas con su dolor, como si escribir fuese un remedio, y no un veneno. Así lo siento yo también.

Kirmen Uribe
En noviembre de 2007 tuve la suerte de asistir como escritor invitado a la clase de escritura creativa de Anthony MacCann, en el CalArts de Los Ángeles. Anthony me contó que los mejores de cada promoción son fichados por las grandes productoras para trabajar como guionistas de series de televisión. Se hacen ricos. Los "peores", por el contrario, se dedican a la poesía.
Uno empieza a escribir en la tierna adolescencia por mímesis, porque quiere crear algo parecido a aquello que ha leído. Más tarde, en su juventud, cree que escribir puede hacer mejorar el mundo. Luego se convence de que el suyo es, al fin y al cabo, un oficio. Sin embargo, ahora mismo me doy cuenta que escribo, sencillamente, porque disfruto mucho haciéndolo. Me encanta
quedarme solo y escribir. "Un solitario impulso de delicia" me lleva a escribir, como diría Yeats en su poema Un aviador irlandés prevé su muerte. Disfruto casi tanto como los "peores" de CalArts, que tumbados en el césped del campus con un libro en las manos, levantaban la mirada para ver pasar las nubes. Yo, en la clase de Anthony, sería, sin duda, del grupo de los poetas.

Mario Vargas Llosa
Escribo porque aprendí a leer de niño y la lectura me produjo tanto placer, me hizo vivir experiencias tan ricas, transformó mi vida de una manera tan maravillosa que supongo que mi vocación literaria fue como una transpiración, un desprendimiento de esa enorme felicidad que me daba la lectura.
En cierta forma la escritura ha sido como el reverso o el complemento indispensable de esa lectura, que para mí sigue siendo la experiencia máxima más enriquecedora, la que más me ayuda a enfrentar cualquier tipo de adversidad o frustración. Por otra parte, escribir, que al principio es una actividad que incorporas a tu vida con otros, con el ejercicio se va convirtiendo en tu manera de vivir, en la actividad central, la que organiza absolutamente tu vida.
La famosa frase de Flaubert que siempre cito: "Escribir es una manera de vivir". En mi caso ha sido exactamente eso. Se ha convertido en el centro de todo lo que yo hago, de tal manera que no concebiría una vida sin la escritura y, por supuesto, sin su complemento indispensable, la lectura.

Juan Gabriel Vásquez
Escribo porque me irrita y me entristece el desorden del mundo, y descubrí hace mucho tiempo que en la buena ficción el mundo tiene un orden o su desorden tiene un sentido. Escribo porque mi inteligencia es limitada y sólo soy capaz de entender lo que viene en palabras. Escribo, por lo tanto, porque no entiendo o porque ignoro: "escribe sobre lo que conoces" me parece el consejo más idiota del mundo, porque se escribe, precisamente, para conocer. Escribo porque no he encontrado otra manera de vivir varias vidas, de ser varias personas, sin hacer daño o poner en riesgo a los que me rodean (y aun así les he hecho daño muchas veces, muchas veces los he puesto en riesgo). Escribo porque, como leí en alguna parte, la imaginación transforma la experiencia en conocimiento.

Manuel Vicent
Si esta pregunta se me hubiera formulado hace muchos años, cuando empecé a escribir, mi respuesta habría sido más romántica, más literaria, más estúpida. Probablemente habría contestado que escribía para crear un mundo a mi imagen, para poder leer el libro que no encontraba en mi biblioteca, para no suicidarme, para enamorar a una niña, para influir en la sociedad o tal vez cínicamente porque no servía para nada más, ni siquiera para arreglar un enchufe. Sin olvidar lo que este oficio tiene de vanidad y de narcisismo, a estas alturas de la profesión creo que escribo porque es un trabajo que me gusta, que unas veces me sale bien y otras mal, pero en cualquier caso la literatura ya forma parte de un mismo impulso vital que me sirve para sentirme a gusto todavía en este mundo, sin que espere gran cosa de su resultado.

Enrique Vila-Matas
Ah, ya veo, vuelve la vieja y pérfida pregunta. Pero también podrían ustedes preguntarme por qué acabo de hacer una lazada en mis zapatos. Y también por qué no me he contentado con un nudo que, para el caso, me habría servido igual. Este tipo de habilidades no nos llaman la atención, por ser muy familiares. Pero, en algún tiempo remoto, un antepasado hizo la primera lazada. Nosotros no somos más que sus imitadores, un eslabón en la cadena ininterrumpida de la tradición. De modo que a quién habría que preguntarle por qué escribo es a ese antepasado, preguntarle por qué quiso ir más allá del nudo.

Juan Eduardo Zúñiga
El jardincillo parece envejecido con los fríos de noviembre y el suelo está cubierto de las hojas caídas de una acacia. Dejo de mirarlo desde la ventana, estoy solo en el cuarto vacío donde tengo los juguetes y los cuentos, en las paredes sujetas con chinchetas hay dos láminas referentes a un país extranjero y extranjero es el autor de un libro que cojo, y me aprendo su nombre: Michel Zevaco. Leo el final del segundo capítulo: un hombre busca sin parar en un cofre lleno de joyas y no encuentra lo más importante para él. Me extraña esto ¿más valioso que joyas ? Tengo al lado un cuaderno y lápiz, sin pensar escribo: "Él buscaba algo entre las joyas ..." y sigo escribiendo, sigo así hasta hoy.
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lunes, 25 de abril de 2011

Poema LXII

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AHORA

A la vuelta del viaje soñado,
en el amanecer de la vida
ha colmado su aliento
con inesperados encuentros.
Oculto tras la duna,
vuelve a sentir la urgencia
de plasmar sus ansias en papel
y despejar tinieblas.
Ya el pánico no atenaza gargantas,
las horas tristes no transitan su mente
y en cada rostro, en cada sombra,
vuelven a florecer alboradas.

Leído en el I Festival de poesía y microrrelato de Viladecans
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martes, 12 de abril de 2011

EL VIAJE COMO FUENTE DE INSPIRACIÓN

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Festival poético de Viladecans 9-4-2011 
 Mesa redonda sobre poesía de viajes.

EL VIAJE COMO FUENTE DE INSPIRACIÓN

La experiencia de viajar no se limita al viaje en sí: comienza con la elección de destino, los preparativos, el trayecto y se concreta en la recreación de la experiencia. Cada uno de estos pasos puede ser motivo de inspiración para el poeta. Solo la idea de viajar, ya despierta en nosotros el vuelo de la imaginación, la idea de abandonar la rutina diaria y volar en libertad a otros mundos, conocer nuevas gentes y paisajes. Comienza así un periplo onírico que se inicia en el recuerdo de otras vivencias que ya despertaron nuestro interés y dejamos plasmadas en el papel, bien en forma de poemas, dibujos, relatos o fotografías. Pero ¿por qué es precisamente el viaje un motivo casi inequívoco de inspiración? Pues yo creo, y esta es ya una apreciación personal, porque nos sirve de relajo, nos devuelve la libertad, alejándonos por unos días de nuestros quehaceres cotidianos, dejamos vagar la mente por sus rincones más ocultos e incluso podemos poner en orden las ideas. En definitiva el viaje es la excusa perfecta para encontrarnos con nosotros mismos, con nuestros deseos más íntimos y profundos. Así, cada uno de los espacios que conforman el viaje, puede ser motivo de inspiración y de creación. Desde la preparación del mismo, hasta la recreación de lo vivido, encontramos un sinfín de momentos para dejar plasmadas nuestras vivencias, sentimientos y deseos con una paz que no encontramos en el ajetreado mundo que vivimos, por eso no nos debe extrañar que muchos libros de poesía sean libros de viajes, tal vez la mejor ocasión para escribir poesía que podemos encontrar y que deberíamos explotarla como fuente de inspiración. Personalmente no tengo escrito ningún libro de viajes, aunque casi siempre a la vuelta de alguno, he regresado con un borrador en la maleta. Recuerdo, por ejemplo que en un viaje de Zaragoza a Madrid que escribí en el tren una serie de haikus que comienzan con una ciudad rodeada por la niebla, un recorrido por los diferentes paisajes que se divisaban desde la ventanilla, hasta llegar a la capital con un sol resplandeciente. Y para terminar voy a leer un pequeño poema que escribí en unas vacaciones en la playa: 

LA LLAMADA DEL MAR 

EL mar nos llama 
desde desiertos abisales 
con su inconfundible canto 
milenario y lejano. 
Clamó desde antiguo 
con gritos inaudibles 
a remotos ancestros. 
Ahora escucho su voz 
que nos mece amorosa 
en una nana inacabada 
al compás de las olas.
Ricardo Fernández Moyano

En la foto: Mercedes Salvador, Ricardo Fernández Moyano, Lola Buendía, Ricardo Fernández Esteban y José Luis García Herrera. 

lunes, 4 de abril de 2011

Festival de poesía y microrrelato de Viladecans

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El día 9 de abril de 2011 tendrá lugar el I festival internacional de poesía y microrrelato VILAPOÉTICA en Viladecans (Barcelona). Os invitamos a todos a venir, la entrada es libre y gratuita, hay actos organizados desde las 10 hasta las 22 h, actos pensados para pequeños y mayores. Más de 200 poetas y escritores de toda España vendrán a este encuentro, es una oportunidad única para disfrutar de la magia de la poesía. Por favor, ayudadnos a difundir la información.a vuestros amigos y conocidos y a través de los blogs...

Un abrazo y gracias de antemano por la difusión

Vilapoética

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sábado, 2 de abril de 2011

Por qué escribo (III)

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Por Jesús Ruiz Mantilla (continuación)


Almudena Grandes
Cuando era pequeña y leía un libro que me gustaba mucho, me inventaba a solas, para mí sola, otro final, la continuación que su autor no había querido escribir. Todavía ahora, cuando no puedo dormir, me cuentohistorias, las pienso, las repaso, las describo en silencio, con los ojos cerrados, hasta que me quedo dormida.
No estoy muy segura -dudo que alguien pueda estarlo-, pero creo que escribo porque siento una necesidad insuperable de escribir. Para mí, la escritura es un impulso que no se define por sus resultados, sino por su naturaleza necesaria, algo parecido al hambre o la sed, que pueden proporcionar mucho placer, si se sacian, o mucho sufrimiento, si persisten, pero nunca dejan de ser dos necesidades, el hambre y la sed.

Mark Haddon

Ficción, poesía, teatro, pintura, dibujo, fotografía... en realidad eso no importa .
Un día que no consigo hacer alguna cosa, por pequeña que sea, me parece un día desperdiciado.
Una semana sin crear algún tipo de arte me resulta sumamente dolorosa.
A veces puede parecer una bendición ser así, saber con tanta certeza lo que quiero hacer. Pero a menudo es un sufrimiento porque saber lo que quieres no es lo mismo que saber cómo hacerlo. Podría haberme dedicado a cualquier otra cosa salvo que no me siento en condiciones para ello.Odio que me digan lo que tengo que hacer y cuándo tengo que hacerlo y, aunque disfruto en compañía, necesito pasar varias horas al día solo, únicamente pensando.
Por eso nunca he conseguido conservar un "auténtico" trabajo durante más de seis semanas.
¿Por qué escribo? La única respuesta es porque no puedo hacer otra cosa.

Gonzalo Hidalgo Bayal

"Por afición, por aflicción", escribí alguna vez. Por afición, porque es inclinación, necesidad, perseverancia y distracción. Por aflicción, porque solo el dolor y sus numerosas circunstancias proporcionan suficiente materia literaria in hac lachrymarum valle. En la afición se centra la relación con el lenguaje, que es, cuanto más intensa, más grata y divertida. La aflicción obliga, en cambio, al a búsqueda del sentido, si es que algún sentido tienen las desventuras de los hombres. Y, en fin, como antídoto contra el sinsentido y las sinrazones de la trama, tal vez también para no caer en las vanidades de la trascendencia, el virtuoso ejercicio de un séptimo sentido: el sentimiento del humor.

Fernando Iwasaki

Escribo porque leo y gracias a la lectura nacen arroyos y afluentes del torrente de libros leídos. Escribo porque creo en la austera inmortalidad de la palabra escrita y en las bibliotecas como paraísos laicos. Escribo porque es el más poderoso acto libertario que conozco. Escribo porque el hechizo de la literatura es fulminante y a mí me hace ilusión ser aprendiz de aquellas magias.
Escribo porque mis padres y mis hijos se alegran cada vez que alguien les cuenta que ha leído algo mío. Escribo porque contar historias es el oficio más antiguo del mundo. Escribo porque dedico todos los libros de ficción a mi mujer y así -mientras siga escribiendo- ella sabrá que la sigo queriendo.

Use Lahoz

Es una pregunta trampa en cuya respuesta se funden el placer y la necesidad. Supongo que escribo porque adoro las sorpresas y vivir con intensidad. Nada hay más inalcanzable que lo vivido, y la escritura incluye a veces la quimera de atrapar el pasado junto a la posibilidad de soñar despierto. Trae implícita la aventura de revivir, de combatir el paso del tiempo.
Escribir ayuda a comprender y a ordenar el desorden. Escribir equilibra.
Escribo para encontrar sentido al sinsentido, y porque me permite sentir el placer de contar la realidad y lo que imagino. Y también porque en el acto de escribir interviene la memoria, la experiencia y la imaginación, bienes a proteger. Escribo para reflexionar y pensar y darle vueltas a la vida de personajes siempre más interesantes que la mía. Y disfrutar del placer de la ficción, que es adictivo y que, como la realidad, no tiene límites. Escribo por supuesto para combatir el aburrimiento y pasarlo en grande. Para un escritor vivir, fundamentalmente, es escribir. Escribo para estar en paz conmigo mismo, por aquello que decía Machado de "yo vivo en paz con los hombres y en guerra con mis entrañas". Escribo porque conmueve y perdura, cada novela es la primera. Además es bastante barato. En fin: escribo porque aprendo, y así, a veces, parece que siga estudiando.

Donna Leon
Al principio, con los primeros libros, escribía para ver si podía hacerlo.Nunca había escrito un libro antes. Se me ocurrió la idea de escribir uno y por eso lo intenté. Después de todo, había leído muchos libros, por eso me parecía que el siguiente paso era escribir uno. Al final, resultó ser bastante más que un paso, pero a lo largo del proceso, resultó que escribir un libro era muy divertido. Y por eso ahora, después de 20 años haciéndolo y de 20 libros, lo hago porque es divertido. Los personajes hacen lo que les digo que hagan; la realidad se puede cambiar para adaptarla a mis necesidades; si alguien muere, lo puedo resucitar al día siguiente; si hay un problema social que me indigna, puedo hacer que un personaje exprese una opinión. No es necesariamente mi opinión pero normalmente es una opinión firme. Supongo que también hay un elemento de vanidad en ello. En una cena, todos queremos que presten atención a nuestras ideas, ¿no es cierto? Pero los buenos modales mandan que compartamos la conversación con los demás. Pero en un libro, nuestro libro, nosotros los escritores podemos seguir -bla, bla, bla- sin parar, y nunca tenemos que interrumpirnos para dejar hablar a nadie más.

Elvira Lindo
"Escribo desde los nueve años. Desde muy joven empezaron a pagarme en la radio por guiones, cuentos y sketches. A los 31 años comencé a escribir libros. Pensé que escribir era mi oficio hasta que me di cuenta de que se trataba de algo más. Es un oficio pero también una forma de vida. No sabría vivir sin escribir. Todo lo que hago al cabo del día, lo que veo y escucho, lo que me provoca asombro, alegría o desdicha es material para ser contado. Y esa actitud vital, la de formar parte de la comedia humana pero la de ser también espectadora de ella, ese estar fuera y dentro a la vez, me ayuda a asimilar la experiencia de una manera enriquecedora. Escribo todos los días. Cuando no escribo me siento una inútil, así que he llegado a una conclusión radical: nunca podré dejarlo. No sé hacer otra cosa, no sabría vivir de otra manera".

Alberto Manguel

Porque no sé bailar el tango, tocar un instrumento musical como la celesta o el glockenspiel, resolver problemas de matemáticas superiores, correr una maratón en Nueva York, trazar las órbitas de los planetas, escalar montañas, jugar al fútbol, jugar al rugby, excavar ruinas arqueológicas en Guatemala, descifrar códigos secretos, rezar como un moje tibetano, cruzar el Atlántico en solitario, hacer carpintería, construir una cabaña en Algonquin Park, conducir un avión a reacción, hacer surf, jugar a complejos videojuegos, resolver crucigramas, jugar al ajedrez, hacer costura, traducir del árabe y del griego, realizar la ceremonia del té, descuartizar un cerdo, ser corredor de Bolsa en Hong Kong, plantar orquídeas, cosechar cebada, hacer la danza del vientre, patinar, conversar en el lenguaje de los sordomudos, recitar el Corán de memoria, actuar en un teatro, volar en dirigible, ser cinematógrafo y hacer una película, en blanco y negro, absolutamente realista de Alicia en el País de las Maravillas, hacerme pasar por un banquero respetable y estafar a miles de personas, deleitarme con un plato de tripas à la mode de Caën, hacer vino, ser médico y viajar a un lugar devastado por la guerra y tratar con gente que ha perdido un brazo, una pierna, una casa, un hijo, organizar una misión diplomática para resolver el problema del Medio Oriente, salvar náufragos, dedicar treinta años al estudio de la paleografía sánscrita, restaurar cuadros venecianos, ser orfebre, dar saltos mortales con o sin red, silbar, decir por qué escribo.

Javier Marías
Como ya he dicho en muchas ocasiones, escribo para no tener jefe ni verme obligado a madrugar. También porque no hay muchas más cosas que sepa hacer, y lo prefiero y me divierte más que traducir o dar clases, que al parecer sí sé hacer. O sabía, son actividades del pasado.
También escribo para no deberle casi nada a casi nadie ni tener que saludar a quienes no deseo saludar. Porque creo que pienso mejor mientras estoy ante la máquina que en cualquier otro lugar y circunstancia.
Escribo novelas porque la ficción tiene la facultad de enseñarnos lo que no conocemos y lo que no se da, como dice un personaje de la novela que acabo de terminar. Y porque lo imaginario ayuda mucho a comprender lo que sí nos ocurre, eso que suele llamarse "lo real".
Lo que no hago es escribir por necesidad. Podría pasarme años tan tranquilo, sin escribir una línea. Pero en algo hay que ocupar el tiempo, y algún dinero hay que ganar. También escribo para eso.

Luisgé Martín
Cuando escucho a algún escritor explicar las razones por las que escribe pienso que yo también comparto esas razones. Todas. Me siento como un compendio, como uno de esos hipocondríacos que encuentran en sí mismos todos los síntomas de los que oyen hablar. Escribo como terapia psíquica, para ordenar el mundo y comprenderlo, para explicar el mundo a los demás tal como yo lo veo, para cambiar el mundo, para vivir vidas que no he podido vivir, para enmendar la vida que sí he vivido, para curar mis culpas, para pasar a la posteridad, para sobrevivir a la muerte, para sentir, al menos durante un instante, que soy Dios. Pero hace poco, leyendo el discurso de Pamuk en la Academia Sueca cuando recibió el Nobel, encontré una razón que nunca había escuchado así formulada y que me parece formidable: "Escribo porque puede que así comprenda la razón por la que estoy tan, tan enfadado con ustedes, con todo el mundo".

Luis Mateo Díez
Escribo para disimular la incapacidad de hacer cualquier otra cosa.
Escribir no solo me entretiene, también me apasiona y me hace sentir dueño de algo que se contrapone en mi existencia a una cierta inclinación de inutilidad. También escribo, igual que leo, para conocer gente, quiero decir que me siento haciéndolo inmerso en aquel callejón lleno de gente desconocida al que se refería Nemiroski. Siempre hay alguien esperándome, y solo en el relato de la vida encuentro lo más complejo del sentido de la misma. Además, los días en que me quedo satisfecho con lo que acabo de escribir, tengo la convicción de no haber perdido el tiempo.

Eduardo Mendicutti
También a mí, como a Vargas Llosa, me dicen montones de veces que lo único que sé hacer es escribir. A lo mejor por eso acaban dándome el Nobel. Para todo lo demás, estoy convencido, soy un desastre: para poner ladrillos, para cultivar tomates, para imponer el orden, para correr a pie o en bicicleta aunque sea dopado, para condenar a delincuentes -con lo que a mí me gustan algunos delincuentes- sin que se me parta el corazón, o para defenderlos sin contagiarme...
Cierto que, desde hace 30 años, soy bastante bueno como
secretario general de una patronal de empresas consultoras, pero con algo tengo que redimirme. Así que escribo. Para inventarme inventando historias, para disfrutar del lenguaje, para compensar la timidez, para sacar los pies del plato, para que me lean. Claro que, según algún crítico y algunos colegas, puede que también para escribir sea una calamidad, pero de eso aún no he llegado a convencerme.

Eduardo Mendoza
Sinceramente, no lo sé. Nunca me lo he preguntado, ni al principio, que fue espontáneo, ni a lo largo de todos estos años. Hacerlo a estas alturas no creo que tenga interés, ni para mí ni para nadie. No es una respuesta bonita, pero es la que más se aproxima a la verdad.

Ricardo Menéndez Salmón
Escribo por insatisfacción. Si estuviera satisfecho, me limitaría a "vivir la vida", no a intentar comprenderla mediante la escritura. Claro que al intentar comprenderla, es decir, al escribirla, me doy cuenta de que en realidad la vida resulta incomprensible. Lo cual genera una nueva insatisfacción, la de comprobar que el intento por comprender la vida mediante la literatura lo único que ilumina es la imposibilidad de alcanzar esa comprensión. Pero entonces sucede algo curioso, y es que el hecho de descubrir esa imposibilidad me conmueve, admira e impulsa a escribir más y más. Así, lo que nace como un gesto decepcionado, insatisfecho, acaba convirtiéndose en un acto agradecido, admirativo. De modo que una dolencia (escribo porque soy infeliz; escribo porque soy inconsolable; escribo porque no entiendo lo que me rodea)
se acaba convirtiendo en una necesidad (escribo porque no me resigno a ser infeliz, inconsolable e ignorante).

Juan José Millás
Escribo por las mismas razones que leo, porque no me encuentro bien.

Rosa Montero

Escribo porque no puedo detener el constante torbellino de imágenes que me cruza la cabeza, y algunas de esas imágenes me emocionan tanto que siento la imperiosa necesidad de compartirlas. Escribo para tener algo en qué pensar cuando, en la soledad tenebrosa del duermevela, por la noche, en la cama, antes de dormir, me asaltan los miedos y las angustias. Escribo porque mientras lo hago estoy tan llena de vida que mi muerte no existe: mientras escribo soy intocable y eterna. Y, sobre todo, escribo para intentar otorgar al Mal y al dolor un sentido que en realidad sé que no tienen.

Luis Muñoz
Se me amontonan las razones. Son muchas más de lo que luego rinden. Creo que puedo distinguir razones de tipo general y razones particulares.
Entre las particulares:
-Por darle forma a una emoción concreta, por ejemplo a un pinchazo de belleza que me deja desorientado; el poema es en ese caso un intento de orientación, es la confección de un mapa que sitúa ese pinchazo con sus coordenadas y todo.
-Por hacerle un hogar de palabras a uno de esos pensamientos que uno cree que pueden ser salvadores; es como ponerle casa al pensamiento para hacer que viva allí, abrir ventanas, instalarle una cama, un baño, una cocina.
-Por ser vulnerable al contagio de otro poema que creo admirable y hacerme la ilusión de que puedo responderle, conversar con él o seguir alguno de sus hilos sueltos.
-Por enseñarle a un amigo algo de lo que me sienta medianamente orgulloso; es cómo decirle mira, he encontrado este trozo de vida, lo he trabajado así, le he hecho esto, aquello, a qué no soy tan desastre.
Entre las razones generales, que funcionan sobre todo cuando no estoy escribiendo, o sea, antes y después:
-Por querer sentir mi tiempo, el rabioso presente, en el lenguaje.
-Por estar enamorado de la capacidad de las palabras por volver a decir la verdad.
-Porque escribir es el modo más fiable que conozco para distinguir lo que importa.
-Por el sentimiento de libertad que produce, toda esa explanada inmensa que significa escribir.
-Por darle forma a seres informes: embriones de voces, sentimientos, sensaciones, ideas.

Antonio Muñoz Molina
Creo que nunca he pensado mucho en por qué escribo, salvo cuando me han hecho esa pregunta y he tenido que improvisar una respuesta que sonara convincente. Escribo, sobre todo, porque me gusta mucho hacerlo, y me ha gustado casi desde que tengo recuerdos. Me gustaba inventar cuentos, escribirlos y dibujarlos cuando era niño. Me gustaba escribir redacciones en la escuela. Luego empecé a leer novelas de aventuras y me enteré de que todas ellas tenían un autor, que solía ser Julio Verne, y por primera vez me imaginé practicando ese oficio. Después me aficioné a leer poesía y por imitación me puse a escribir versos, siempre muy malos. Cuando tuve una máquina de escribir se me iban las tardes improvisando lo que fuera, por el puro gusto de golpear las teclas: diarios, poemas, obras de teatro. Escribo por gusto y porque me gano la vida escribiendo. Algunas veces disfruto mucho y otras preferiría estar haciendo cualquier otra cosa. Pero en ocasiones en que me he puesto a escribir contra mi voluntad y casi a la fuerza he encontrado cosas que de otra manera no se me habrían ocurrido. También escribo por quitarme la mala conciencia de no haber escrito, o para tener el alivio de haberlo hecho.
Me puedo imaginar no publicando, al menos durante largos períodos, pero no me imagino no escribiendo. En el fondo es un vicio, un hábito cotidiano, o una manera de estar en el mundo, como tener afición por la lectura o por la música.
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