miércoles, 31 de diciembre de 2008

Feliz 2009

.
Que los buenos deseos para este año que comienza se hagan realidad en vuestras vidas y en vuestros corazones.
.

Cálamo VIII

.

EPITAFIO

He llegado hasta aquí,
con las manos abiertas
el corazón sembrado de gozo,
y los ojos cerrados para verte.
La música me devuelve la paz,
en un gesto de amor que me consuela
y en tus brazos encuentro la ternura
que busqué por caminos,
en los tristes senderos
de la ciénaga
donde tropiezan mis pies.
He venido hasta ti
para pedirte entereza,
voluntad para amar
lo que nadie quiere.
Amar con toda tu fuerza,
esperanza y vigor,
que no desfallezca ante la muerte.
He venido a verte hoy
y te he encontrado
con la sonrisa en la puerta
y un corazón abierto entre tus manos.


Del libro inédito La Voz en la Memoria
.

lunes, 29 de diciembre de 2008

Cálamo VII

.


PREFACIO

Llegar a esta calma
lúcida y febril,
no fue nada fácil.
Tras sortear tempestades
y ruinas, la vida se abrió
como una rosa temprana.
Se han ido alargando los años,
la dura pervivencia
entre la desazón y la quimera.
Este peso que abre las heridas,
me impulsa a contemplar mi sueño
sin ese aroma a derrota
que acompaña mi soledad.


Del libro inédito La Voz en la Memoria
.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Versos de vida

.

LA CIÉNAGA

Me siento ante a la sima de la vida

un volcán sediento de lava;

ya no me oprime el dolor, ni el rescoldo

muere ante el pánico de los exilios.

Sueño con párpados azules

de serpientes que habitan su seno,

en las horas eternas de vigilia

encuentro paz en mi duelo.

Ciegos están los abedules

en los escombros de la estepa

donde mueren de sed los desterrados

y los invasores minan aceras.

El espanto se apodera del día

y la radiante luz se vuelve negra,

extraña algazara de pájaros

anuncia lluvia en podrida ciénaga.


Del libro inédito Rituales de identidad

.

jueves, 25 de diciembre de 2008

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Palabras de agua

.


LA LLAMADA DEL MAR

El mar te llama con poderosa voz
desde desiertos abisales
con su voz inconfundible de madre
inextinguible y lejana.
Llamó desde antiguo
con gritos inaudibles
a remotos ancestros
de milenarias culturas.
Ahora escuchas su cálida voz
que te mece amorosa
en una nana inacabada
al compás de sus olas.

Del libro inédito Rituales de identidad
.

sábado, 20 de diciembre de 2008

Cálamo VI

.

.

MUNDOS


Todos los mundos se encuentran en ti.


Esas mágicas noches de julio,

donde el tiempo se detuvo un instante

en las caricias lentísimas del mar

..................................................y en las aceras

de una ciudad cada vez más triste,

cuyas calles recorrí en otro tiempo

con la avidez del que busca lo imposible.

Ahora desde la lejanía las contemplo

desde esta otra ciudad cada vez

...........................................más mía,

llena de la luz de los momentos felices.

En tus brazos me reencuentro

con mi soledad y mis verdades,

y descubro

que en ti todos los mundos se encuentran.


V Premio "Poemas de amor" 1999 COPE ALBACETE


De Transparencias Devenir 2002

,

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Cálamo V

.
OTOÑO

Lo recuerdo. Era otoño.

La noche había dado sus primeros
....................................................pasos
sobre el asfalto y las afiladas torres
de esta ciudad amiga y lejana.
Hacía frío, después de un verano
..................................................tormentoso,
el aire se había ido colando por las rendijas
de las puertas
.....................y de nuestros corazones.
El cierzo soplaba con fiereza
sacudiendo los álamos
..................................y sus hojas
fueron alfombrando las calles
.............................................y plazas
del color de nuestra melancolía.

Lo recuerdo. Era otoño.


De Transparencias, Devenir (Madrid 2002)
.
.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Palabras de agua, versos de vida

.

Recital "Palabras de agua, versos de vida" organizado por la
Asociación Literaria Rey Fernando de Aragón

Intervendrán: Carmen Serna, Magdalena Lasala, Alfredo Saldaña, Trinidad Ruiz Marcellán, Ángel Guinda, Manuel M. Forega, Manuel Vilas, Amparo Sanz, Rosa Carrillo, Carmen Aliaga, Amalia Soro, Chema Sanz, Luis Trébol, David Ubico, Ángel Sobreviela y Ricardo Fernández.

19 de diciembre 19 h

Biblioteca del Agua

Paseo Echegaray y Caballero 18
.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Cálamo IV

.


NADA ES INÚTIL


La ciudad estaba sola,

la lluvia había dejado un olor triste

...........................................en los tejados

y la noche,

...................sembrada de semáforos,

invadía las aceras de un dolor

cada vez más gris.

Caminamos unos pasos silenciosos,

infinitos,

...............hasta que una luz cegadora

despertó nuestro letargo

............................................y comprendimos

que toda la vida no es invierno,

ni toda angustia es inevitable.


De Tras la Huella del Tiempo (Albacete 1996)

.

martes, 9 de diciembre de 2008

Cálamo III

.
.
COMO SIEMPRE

No te das cuenta que estoy intentando
decirte
.............que vuelvas;
que enciendas la vela de mi sueño
-como siempre-,
y sigas siendo de mis días
timón y arena
A veces estoy triste sin motivo
y una mano de cruel melancolía
atenaza mis horas febriles,
hasta que una palabra tuya
me devuelve
......................al mundo
......................de los vivos
y entonces,
como siempre,
sólo entiendo mi risa
estallando
..................en el firme rompeolas
......................................de tus labios.


De Tras la Huella del Tiempo (Albacete 1996)
.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Cálamo II

.

.
SOLILOQUIO

Probablemente nadie
llame a tu puerta
esta noche,
y el teléfono enmudezca
para siempre
cuando una voz entrecortada y dulce
con la sangre poblando
su garganta,
te comunique
la muerte de la estrella.
Volverás ingénuamente a asomarte
al pozo cenagoso de otros ojos,
te hundirás en el barro
hasta ahogarte;
dejarás deslizar tu corazón
por un níveo filo de sierpes
y con la boca reseca de rabia,
respirando cieno
..............................y ausencia,
podrás ver
enloquecido,
que alguien
estará besando
la luz que despreciaste.

Del libro inédito En clave de sol (1986)
.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Cálamo I

.

.

¡QUÉ PENA DE LIRIOS!


Florece el corazón en la fría noche,

revienta mi alma con verdes espadas

con suave yugo quebrantas mi frente;

siegas mi llanto con dulce guadaña.

Inundas el cielo con tibias palabras,

oigo temblar un silencio de nubes

y una apagada calma de espanto

y ternura, despierta los gemidos

de la tarde.

......................¡Qué pena de lirios!,

¡Qué tristeza de agua! Marchitan

los recuerdos tus ojos de nieve

y espuma, y mi corazón se muda

llorando perlas de seda callada.

Destellos de luna, párpado y nácar

sellan mi pecho a golpe de lágrima;

siento latidos de noche en mi lecho,

recuerdo tu nombre y olvido mis alas.


Del libro inédito En el camino (1985)

.



domingo, 30 de noviembre de 2008

Cálamo-ACTUR

.

.
El Martes 2 de diciembre en tu librería
Cálamo-ACTUR, María Montessori 5

A las 20h30:

I ciclo de Escritores del ACTUR y Casco Viejo
Continuamos nuestros encuentros mensuales con el escritor Ricardo Fernández Moyano que vendrá a presentarnos su obra acompañado del dulce sonido de su guitarrista...
.

viernes, 21 de noviembre de 2008

CARTA APÓCRIFA A GOYA

.


Querido maestro:

En mi reciente viaje a Europa tuve la ocasión de visitar el Museo del Prado. Allí pude contemplar por primera vez sus pinturas en vivo. Aunque ya las conocía me causaron una gran impresión, sobre todo aquellas que han tenido una especial vinculación con mi vida.

Desde niño me sentí atraído con fuerza por su pintura, tan cercana, fresca y espontánea. “La vendimia” dejó en mi retina el impacto del colorido de su paleta. Había en casa de mis padres una reproducción en el salón, una mala copia por supuesto, telón de fondo de las reuniones familiares. Me llamaba la atención ese niño, con el que me sentía muy identificado, que en vano intenta alcanzar unas uvas, mientras los adultos conversaban entre ellos sin prestarle atención. No sé porqué, pero siempre imaginé que usted se había retratado en el cuadro y era ese niño que pide uvas, se pone de puntillas para intentarlo reclamando la atención de sus mayores. Yo también he vivido la necesidad del afecto de los adultos siempre ocupados en cosas más importantes, como leer el periódico o enfrascarse en las noticias. Echaba en falta una participación más activa en mis juegos y se interesaran por mis sueños infantiles. Pasaron los años, aparecieron los primeros problemas y eché de menos la atención que reclamaba de puntillas como usted, me sentí agobiado por mi “sordera”, refugiándome en un mundo interior lleno de fantasías que suplieran esa falta de dedicación. Ese niño, con los brazos abiertos al cielo, no sólo pide uvas, sino también afecto, cariño y ternura.

El siguiente cuadro suyo que conocí, fue “La gallina ciega”, lo descubrí en casa de un amigo del colegio, donde solía ir a jugar muchas tardes, los personajes son adultos pero para mí es una referencia obligada a mi infancia, y por otra parte porque en juegos como éste o parecidos, tal vez por mi carácter tímido y apocado, siempre me tocaba hacer de gallina y los niños, con una crueldad casi salvaje, se ponían de acuerdo para que fuera siempre yo el que perdiera y me pasaba todo el recreo dando vueltas, con los ojos vendados tratando de adivinar la voz del que a duras penas conseguía agarrar y ellos se reían estrepitosamente, burlándose y divirtiéndose a mi costa. No son por lo tanto recuerdos agradables los que me traen a la memoria este cuadro, pues mi infancia no fue precisamente lo que se llama una infancia feliz. Así crecí envuelto en un mundo de sueños inventando una realidad futura feliz y maravillosa, donde el amor, el diálogo y la comprensión entre las personas era posible y las gentes no se dedicaban a humillarse unas a otras sino a llevar una vida lo más solidaria posible. Y mientras así soñaba a mi alrededor sólo oía risotadas yendo de uno a otro como un pelele, como ocurre en su cuadro del mismo título, sólo que en mi vida el pelele era yo, sobre todo cuando comencé a sentirme marginado por el color de mi piel. Una tarde, de regreso a casa, me encontré con un grupo de niños blancos que me rodearon y me trataron como un animal: “Los negros no tienen alma” –me decían- y agarrándome por mis negros rizos se burlaban: “Esto no es pelo, es alambre”.

Más adelante, cuando tuve que estudiar Historia del Arte en el colegio, nos hablaron de sus cuadros más famosos entre los que destacaban “Las dos majas”, aunque en realidad sólo nos permitieron ver a “La vestida”. A “La desnuda”, debido a la represión sexual de la época sólo nos la pudimos imaginar o verla clandestinamente en alguna Enciclopedia de Arte, en la Biblioteca Pública, respirando la frescura, libertad y naturalidad que se refleja en este lienzo. Incluso recuerdo que fue prohibida más tarde en una edición de sellos con sus cuadros.

Sin embargo yo me sentía atraído por cuadros más sencillos como “El ciego de la guitarra” o “Albañil herido”, llegaban a emocionarme por su gran humanidad, que despertaba, ya a mis pocos años, sentimientos de rebeldía ante la desgracia.

Pero había dos cuadros que me parecíeron especialmente escalofriantes, uno era “Duelo a garrotazos” y el otro “Los fusilamientos del 3 de Mayo”, los dos reflejan la dureza del corazón humano que puede conducir a dos hombres a destrozarse el cráneo a garrotazos o a fusilar a unos sencillos campesinos sólo por la prepotencia de sentirse dominadores del mundo. Esos hombres y mujeres a punto de ser exterminados a la luz de un farol, desafiando a pecho descubierto a la muerte, a una muerte cruel e injusta como todas las muertes violentas, eran para mí un desafío a ser tolerante, comprensivo y solidario aunque muchas veces me tomaran por tonto o ingenuo. ¡Qué terrible espectáculo tuvieron que contemplar sus ojos en aquellos días de angustia! Ojalá aquellas hubieran sido las últimas crueldades cometidas por el hombre contra el hombre, pero por desgracia, no hemos aprendido todavía que la guerra, la violencia no conduce a nada, sólo a la destrucción y a la muerte de los pueblos.

Desde hace algún tiempo yo también estoy implicado en esa lucha por un mundo de igualdad y sin violencia. Cuando leí por primera vez las enseñanzas de Ghandi comprendí cuál era mi camino.

¿Cuándo aprenderá la humanidad a vivir en paz, a construir, dialogar, sin recelar nunca del otro y pensar en él más como un enemigo, como un hermano?

Usted no lo vio, yo probablemente tampoco, pero estoy seguro que llegará el día en que todo hombre y mujer descubran que vivir en paz es posible, que sólo en la convivencia fraterna y en la solidaridad de los pueblos reside el sentido de la vida y ese día habrá empezado el futuro.

Con un fuerte abrazo se despide


Martin Luther King



De El Círculo de los nombres


sábado, 15 de noviembre de 2008

POEMA VIII

.


.
RELOJ DE ARENA

Atraviesa la calle
con el semáforo del tiempo en ámbar
y el alma sembrada de espinas,
esquirlas de viento en la piel.
Escucha las horas del eco
en un desierto de flores,
mientras una nube negra
amenaza la calma.
De nada sirven las excusas
ante la pasión de la noche.
La cicatriz de otras luchas
delata la pátina del aliento.
Ahora le atormenta sólo esa flecha
en el reloj de arena
donde espera regrese la cordura.
.

lunes, 10 de noviembre de 2008

El pez dorado

.

El pez dorado (fragmento)


Jean Marie Gustave Le Clezio, Premio Nobel de Literatura 2008.


Cuando tenía seis o siete años, me raptaron. En realidad no me acuerdo muy bien de cómo fue, porque era demasiado pequeña y todo lo que he vivido después ha borrado ese recuerdo. Es más bien como un sueño, como una pesadilla lejana, terrible, que se me repite algunas noches y me deja alterada durante todo el día. Hay una calle blanca por el resplandor del sol, polvorienta y vacía, el cielo azul, el grito desgarrador de un pájaro negro y, de pronto, unas manos de hombre me arrojan al fondo de un gran saco y me ahogo. Lalla Asma fue quien me compró. Por eso no sé cuál es mi verdadero nombre, el que mi madre me puso al nacer, tampoco el de mi padre ni el del lugar donde nací. Lo único que sé es lo que me contó Lalla Asma: que llegué a su casa una noche y que por eso me llamó Laila, la Noche. Soy del sur, de muy lejos, tal vez de un pueblo que ya no exista. Antes de eso no recuerdo nada, sólo esa calle polvorienta, el pájaro negro y el saco. Después me quedé sorda de un oído. Fue mientras jugaba en la calle, delante de casa: una camioneta me dio un golpe y me rompió un hueso del oído izquierdo. Me daba miedo la oscuridad, la noche. Recuerdo que algunas veces me despertaba y sentía que el miedo se deslizaba dentro de mí como una serpiente fría. Ni siquiera me atrevía a respirar. Entonces me metía en la cama de mi señora y me acurrucaba contra su espalda, para no ver ni oír nada. Estoy segura de que Lalla Asma se despertaba, pero no me echó de su lado ni una sola vez; por eso para mí era como si fuera mi abuela. Durante mucho tiempo me dio miedo la calle. No me atrevía a salir del patio. Ni siquiera quería cruzar la gran puerta azul que daba a la calle, y, si trataban de sacarme afuera, gritaba y lloraba agarrándome a las paredes o corríaa esconderme debajo de un mueble. Tenía unas migrañas terribles: la luz del cielo me desollaba los ojos y se me metía hasta dentro. Incluso los ruidos de fuera me daban miedo. Me echabaa temblar cada vez que, en el barrio judío, el Mellah, oía un rumor de pasos en la callejuela, o una voz fuerte de hombre al otro lado de la pared. Pero me gustaban mucho los gritos de los pájaros al amanecer y los chirridos de los vencejos en primavera volando al ras de los tejados. En esta zona de la ciudad no hay cuervos, sólo palomos y palomas. Y a veces, en primavera, algunas cigüeñas de paso que seposan encima de una tapia y hacen tabletear su pico. Durante años no conocí otra cosa que el pequeño patiode la casa y la voz de Lalla Asma gritando mi nombre: «¡Laila!». Como he dicho antes, no sé cuál es mi verdaderonombre, pero me he acostumbrado al que mepuso mi señora, como si fuera el que mi madre eligió paramí. Pero también pienso que algún día alguien me llamará por mi verdadero nombre y que entonces me estremeceré y lo reconoceré. Lalla Asma tampoco era el verdadero nombre de mi señora. Se llamaba Azzema y era judía española. Cuando estalló la guerra entre los judíos y los árabes, en el otro extremo del mundo, fue la única que no abandonó el Mellah. Se encerró detrás de la gran puerta azul y renunció a salir hasta que una noche llegué yo y todo cambió en su vida.Yo la llamaba unas veces «señora» y otras «abuela», porque ella fue quien me enseñó a leer y a escribir en francés y en español, me inició en el cálculo y la geometría y me transmitió las bases de la religión —de la suya, en la que Dios no tiene nombre, y de la mía, en la que se llama Alá—. Me leía pasajes de sus libros sagrados y me enseñaba todo lo que no había que hacer, como soplar sobre lo que uno va a comer, poner el pan al revés olimpiarse las partes íntimas con la mano derecha. Me decía que había que decir siempre la verdad y lavarse todos los días de pies a cabeza. A cambio, yo trabajaba para ella de la mañana a la noche en el patio, barriendo, cortando leña para el brasero o haciendo la colada. Me gustaba mucho subir a la azotea a tender la ropa: desde allí veía la calle, las azoteas de las casas vecinas, la gente que pasaba, los coches, e incluso, entre pared y pared, un trozo del gran río azul. Desde allí arriba los ruidos me resultaban menos terribles. Me parecía estar fuera del alcance de todos. Cuando me quedaba demasiado tiempo en la azotea, Lalla Asma gritaba mi nombre desde la gran habitación llena de almohadones de cuero en la que permanecía todo el día. Me daba un libro para que leyera o bien me hacía dictados y me preguntaba cosas de las lecciones anteriores. Como recompensa, me dejaba quedarme con ella en la sala y me ponía los discos de sus cantantes preferidos: Um Kalsum, Said Darwich, Hbiba Misika, y sobretodo Fayruz, con su voz grave y ronca, y la hermosa Fayruz Al Halabiyya, que canta Ya Kudsu, y, cada vez que oía el nombre de Jerusalén, Lalla Asma se echaba a llorar. Una vez al día, la gran puerta azul se abría y entraba una mujer morena y flaca que se llamaba Zohra y no tenía hijos. Era la nuera de Lalla Asma, que venía a cocinar un poco para su suegra y sobre todo a inspeccionar la casa. Lalla Asma decía que la inspeccionaba como si fuera un bien que heredaría algún día. El hijo de Lalla Asma, Abel, venía con mucha menos frecuencia. Era un hombre alto y fuerte y siempre iba vestido con un elegante traje gris. Era rico, dirigía una empresa de obras públicas, trabajaba incluso en el extranjero, en España y en Francia. Pero, por lo que contaba Lalla Asma, su mujer le obligaba a vivir con sus suegros, una gente insoportable y vanidosa que prefería la ciudad nueva, en la otra orilla del río. Siempre desconfié de él. Cuando era pequeña, me escondía detrás de las cortinas en cuanto lo veía llegar. Él se reía y decía: —¡Qué salvaje! Cuando me hice mayor, todavía me daba más miedo. Tenía una forma muy especial de mirarme, como si fuera un objeto que le perteneciera. Zohra también me daba miedo, pero de otra manera. Un día, al ver que no había barrido el polvo del patio, me pellizcó hasta hacerme sangre. —¡Pordiosera, huérfana, ni siquiera sirves para barrer! —¡No soy ninguna huérfana —grité—, Lalla Asma es miabuela! Se burló de mí, pero no se atrevió a perseguirme. Lalla Asma siempre se ponía de mi parte. Pero estaba vieja y cansada. Tenía las piernas enormes y llenas de varices. Cuando estaba fatigada o se quejaba y yo le preguntaba: «¿Está usted enferma, abuela?», me hacía mantenerme muy recta delante de ella y, mientras me miraba, repetía un proverbio árabe que le gustaba mucho y que pronunciaba de una forma un poco solemne, como si tratara de traducirlo lo mejor posible al francés: —La salud es una corona que llevan en la cabeza las personas sanas y que sólo ven los enfermos. Ahora ya casi no me obligaba a leer ni a estudiar, ya no se le ocurrían ideas para los dictados. Se pasaba casi todo el día en la sala vacía viendo la televisión, o bien me pedía que le trajera su cofre de joyas y sus cubiertos de plata. Una vez me enseñó un par de pendientes de oro y me dijo: —Mira, Laila, estos pendientes serán para ti cuando yo me muera. Y me los puso en los agujeros de las orejas. Eran unos pendientes viejos y desgastados en forma de media luna. Y cuando Lalla Asma me dijo que se llamaban Hilal, me pareció oír mi nombre, me imaginé que eran los pendientes que yo llevaba cuando había llegado al Mellah. —Te sientan muy bien. Te pareces a Balkis, la reina de Saba. Puse los pendientes en su mano y, tras cerrársela, se la besé. —Gracias, abuela. Es usted muy buena conmigo. —Vamos, vamos —me dijo con aspereza—, que todavía no me he muerto. Yo no conocí al marido de Lalla Asma, sólo sabía de él por una foto que ella conservaba encima de una cómoda de la sala, junto a un despertador parado. Tenía un aspecto muy severo e iba vestido de negro. Era abogado y poseía mucho dinero, pero era muy infiel y, cuando se murió, lo único que le dejó a su mujer fue la casa del Mellah y un poco de dinero en el notario. Cuando llegué a la casa, él todavía vivía, pero no le recuerdo, porque era demasiado pequeña. Yo tenía motivos para desconfiar de Abel. Un día, cuando yo contaba once o doce años, Zohra, cosa rara, llevó a su suegra a que la viera un médico o a hacer unas compras, no recuerdo bien. Abel entró en la casa sin que yo me diera cuenta; debió de buscarme primero dentro; al final me encontró en el cuartito del fondo del patio, donde estaban las letrinas y el lavadero. Era tan alto y tan fuerte que ocupaba toda la puerta y no pude escaparme. En cualquier caso estaba tan aterrorizada que era incapaz de moverme. Se me acercó y empezó a hacer unos gestos nerviosos, brutales. Tal vez me hablara, pero yo había vuelto la cabeza del lado del oído izquierdo para no oírle. Era alto y ancho de hombros, y su frente desnuda brillaba a la luz. Se arrodilló delante de mí y empezó a palparme la ropa y a tocarme los muslos y el sexo con sus manos endurecidas por el cemento. Eran como dos animales fríos y secos que se hubieran escondido debajo de mi ropa. Tenía tanto miedo, que oía el corazón latirme en la garganta. De pronto volví a revivirlo todo: la calle blanca, el saco, los golpes en la cabeza. Y luego unas manos que me tocaban, que se apoyaban en mi vientre, que me hacían daño. No sé cómo lo hice, creo que me oriné de miedo, como una perra, entonces me quitó las manos de encima y se apartó de mí, y yo conseguí deslizarme igual que un animal por detrás de él, atravesé el patio gritando y me encerré en el cuarto de baño, porque era el único sitio que se cerraba con llave. Esperé con el corazón latiéndome desbocado y el oído bueno pegado a la puerta.

.

martes, 4 de noviembre de 2008

Arturo Pérez-Reverte

.
Artículo premonitorio del escritor y periodista cartagenero Arturo Pérez-Reverte, publicado en "El Semanal" el 15 de noviembre de 1998, y que ahora, diez años después, se revela como una auténtica profecía.

Usted no lo sabe, pero depende de ellos. Usted no los conoce ni se los cruzará en su vida, pero esos hijos de la gran puta tienen en las manos, en la agenda electrónica, en la tecla intro del computador, su futuro y el de sus hijos. Usted no sabe qué cara tienen, pero son ellos quienes lo van a mandar al paro en nombre de un tres punto siete, o de un índice de probabilidad del cero coma cero cuatro.


Usted no tiene nada que ver con esos fulanos porque es empleado de una ferretería o cajera de Pryca, y ellos estudiaron en Harvard e hicieron un máster en Tokio -o al revés-, van por las mañanas a la Bolsa de Madrid o a la de Wall Street, y dicen en inglés cosas como long-term capital management, y hablan de fondos de alto riesgo, de acuerdos multilaterales de inversión y de neoliberalismo económico salvaje, como quien comenta el partido del domingo.
Usted no los conoce ni en pintura, pero esos conductores suicidas que circulan a doscientos por hora en un furgón cargado de dinero van a atropellarlo el día menos pensado, y ni siquiera le quedará a usted el consuelo de ir en la silla de ruedas con una recortada a volarles los huevos, porque no tienen rostro público, pese a ser reputados analistas, tiburones de las finanzas, prestigiosos expertos en el dinero de otros. Tan expertos que siempre terminan por hacerlo suyo; porque siempre ganan ellos, cuando ganan, y nunca pierden ellos, cuando pierden.
No crean riqueza, sino que especulan. Lanzan al mundo combinaciones fastuosas de economía financiera que nada tiene que ver con la economía productiva. Alzan castillos de naipes y los garantizan con espejismos y con humo, y los poderosos de la tierra pierden el culo por darles coba y subirse al carro.
Esto no puede fallar, dicen. Aquí nadie va a perder; el riesgo es mínimo. Los avalan premios Nóbel de Economía, periodistas financieros de prestigio, grupos internacionales con siglas de reconocida solvencia. Y entonces el presidente del banco transeuropeo tal, y el presidente de la unión de bancos helvéticos, y el capitoste del banco latinoamericano, y el consorcio euroasiático y la madre que los parió a todos, se embarcan con alegría en la aventura, meten viruta por un tubo, y luego se sientan a esperar ese pelotazo que los va a forrar aún más a todos ellos y a sus representados.
Y en cuanto sale bien la primera operación ya están arriesgando más en la segunda, que el chollo es el chollo, e intereses de un tropecientos por ciento no se encuentran todos los días.
Y aunque ese espejismo especulador nada tiene que ver con la economía real, con la vida de cada día de la gente en la calle, todo es euforia, y palmaditas en la espalda, y hasta entidades bancarias oficiales comprometen sus reservas de divisas. Y esto, señores, es Jauja.
Y de pronto resulta que no. De pronto resulta que el invento tenía sus fallos, y que lo de alto riesgo no era una frase sino exactamente eso: alto riesgo de verdad. Y entonces todo el tinglado se va a tomar por el saco. Y esos fondos especiales, peligrosos, que cada vez tienen más peso en la economía mundial, muestran su lado negro. Y entonces -¡oh, prodigio!- mientras que los beneficios eran para los tiburones que controlaban el cotarro y para los que especulaban con dinero de otros, resulta que las pérdidas, no.
Las pérdidas, el mordisco financiero, el pago de los errores de esos pijolandios que juegan con la economía internacional como si jugaran al Monopoly, recaen directamente sobre las espaldas de todos nosotros. Entonces resulta que mientras el beneficio era privado, los errores son colectivos y las pérdidas hay que socializarlas, acudiendo con medidas de emergencia y con fondos de salvación para evitar efectos dominó y chichis de la Bernarda.
Y esa solidaridad, imprescindible para salvar la estabilidad mundial, la pagan con su pellejo, con sus ahorros, y a veces con sus puestos de trabajo, Mariano Pérez Sánchez, de profesión empleado de comercio, y los millones de infelices Marianos que a lo largo y ancho del mundo se levantan cada día a las seis de la mañana para ganarse la vida.
Eso es lo que viene, me temo. Nadie perdonará un duro de la deuda externa de países pobres, pero nunca faltarán fondos para tapar agujeros de especuladores y canallas que juegan a la ruleta rusa en cabeza ajena.
Así que podemos ir amarrándonos los machos. Ése es el panorama que los amos de la economía mundial nos deparan, con el cuento de tanto neoliberalismo económico y tanta mierda, de tanta especulación y de tanta poca vergüenza.


viernes, 31 de octubre de 2008

Gabriel García Márquez

.

FRASES DE GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ


He tirado al canasto miles de hojas de papel. Siempre es así: un cuento de 15 páginas me lleva 800; una nota periodística es el resultado de varias reescrituras. Cuando un texto se cae, lo abandono. Es inútil inyectar suero a un moribundo.

***

Hay que aprender a desechar. Para escribir una buena narración no queda más remedio que tachar y tirar muchos papeles al cesto. Eso es lo que se llama sentido autocrítico, como decía Hemingway.

***

Cuando termino un libro, deja de interesarme para siempre. Como decía Hemingway, es un león muerto.

***

Tiene que suceder siempre algo en cada párrafo porque a la gente le gusta que le cuenten cuentos, no que solo le hagan descripciones y disquisiciones.

***

Para escribir uno tiene que estar convencido de que es mejor que Cervantes; si no, uno acaba siendo peor de lo que en realidad es.


jueves, 30 de octubre de 2008

POEMA VII

.


AURORA BOREAL

A Eva

Donde duerme la lluvia
y la brisa gime en silencio
huracanes de olvido,
montañas de hielo
brillan como cuchillos,
y la luna es un pájaro azul
que se resiste a morir
sin ver florecer en el cielo
la explosión de las estrellas.

Del libro inédito La voz en la memoria
.

Traductores

ADN, septiembre de 2008

S.O.S. por la literatura universal

Los traductores reclaman mejoras en su situación laboral. A lo largo de los últimos años ha habido avances, pero también retrocesos, y recuerdan que sin ellos muchos no podríamos leer a los grandes autores

Carmen Álvarez

"Sin la labor de los traductores, no existiría la literatura universal". Así de tajante se mostraba la semana pasada el escritor Luis Alberto de Cuenca en el III Encuentro de Traductores y Escritores. Un grito reivindicativo de una labor que, según denuncian muchos miembros del gremio, pasa por horas más que bajas.

La demanda no es nueva. Salarios mínimos, plazos ridículos y encargos al más barato. Algunos profesionales lo tienen claro y prefieren decantarse por la traducción empresarial o técnica, más lucrativa que la literaria. Los que se mantienen, se quejan.

Una de las críticas más repetidas es el precio por página traducida o lo mucho que las editoriales tardan en pagar cada traducción. "Las tarifas llevan estancadas desde hace años y, en muchos casos, antes te pagaban por folio mecanografiado pero ahora lo hacen por número de caracteres, lo que provoca que se salga perdiendo alrededor de un 20%", explica Blanca Ortiz, traductora del danés de volúmenes como La caída del rey (Johannes V. Jensen).

Tampoco es nuevo que algunos editores prefieren hacer un sondeo para ver cómo están las tarifas o los plazos de de cada uno. Por supuesto, el más rápido y barato es el que tiene más opciones, como en toda ley de oferta y demanda que se precie. En algunas editoriales, además, se ha eliminado la figura del corrector de estilo, lo que también repercute, para mal, en la calidad del producto.

¿Respeto al original?

Leemos a Goethe, a Ovidio, a Shakespeare o a Auster y Pamuk, ¿pero quién nos asegura que lo que leemos es digno del original? Como expresaba en un artículo reciente Javier Marías, que durante muchos años fue traductor, "hoy hay muchos que creen estar al día y haber leído a los mejores autores extranjeros, cuando lo único que han leído es un burdo simulacro, patoso y lleno de infidelidades y errores, de lo que originalmente escribieron".

Por todo ello, las asociaciones de traductores proporcionan tablas de tarifas mínimas. Un mínimo que en muchos casos no se cumple y que se organiza atendiendo a diferentes variables. Los peor pagados son los de inglés y lenguas romanas. Los que mejor cobran son los de lenguas orientales.

Según la tabla que propone la ACEtt (la Sección Autónoma de Traductores de Librosde la Asociación Colegial de Escritores de España), un traductor del inglés debería encargarse de alrededor de una media de seis libros de 300 páginas al año para ganar en torno a 1.500 euros al mes. Ortiz, que compagina su labor con la docencia, insiste en que esto es más de lo que cobran muchos por trabajos similares.

Media sonrisa

Pese a todo, algunos traductores como Carlos Milla Soler defienden que a lo largo de estos últimos años hay motivos para alegrarse en el campo de la traducción. "Se ha formalizado como profesión, han aparecido trámites como el contrato o la Ley de Propiedad Intelectual, existen mejores diccionarios, los trabajos son más precisos...", enumera este traductor de John Le Carré, Salman Rushdie o John Irving.

Reconoce que los dos extremos conviven, esto es, los defensores de la importancia de una buena traducción y aquellos que sólo buscan abaratar costes aunque eso suponga reducir la calidad. Pero eso, tampoco es reciente. "Hace veinte o treinta años, ya se oía esto y había editoriales que prestaban poco atención a la traducción".

Algunos encuentran en las pequeñas editoriales un soplo de aire fresco. Impedimenta, Nórdica o Periférica dan peso especial a los traductores. Su valor está en la diferenciación, en la calidad, en el cuidado de cada detalles y su objetivo, como sintetiza Enrique Redel, director de Impedimenta,es ofrecer "obras que se lean, que se disfruten y que se guarden". Por eso, algo tan importante como la traducción no puede pasar por alto.

La situación mejora también con determinados autores y pesos pesados de las letras. "A veces el agente del escritor pide el curriculum y los datos del traductor y hace un seguimiento", explica Milla. En otros casos, es el temor a la crítica el que hace que se cuide más esta labor.

Son pequeños logros pero no consiguen colocar a esta figura en el lugar que debiera. Desconocidos en la mayoría de los casos, mal pagados o ninguneados, suya es la responsabilidad de que podamos leer en castellano a grandes y pequeños autores. Los poetas Antonio Colinas y Antonio Pereira pedían la semana pasada en el mismo encuentro que Cuenca que se le diese un estatuto de creativo. La demanda no debe ser desoída. Sin traductores, no hay literatura universal...




lunes, 27 de octubre de 2008

Yo también quiero ser escritor

.
VANGUARDIA, septiembre de 2008

Yo también quiero ser escritor

Aunque cada vez disminuye el número de lectores, cientos de personas buscan convertirse en escritores profesionales

Por: Sylvia Georgina Estrada

Cada día son más las personas que deciden ser literatos profesionales y, consecuentemente, cada día se imprimen más obras a pesar de que los niveles de lectura no han experimentado unas cifras equivalentes al incremento del número de autores.
Cientos de nuevos escritores se sientan cada día ante una computadora, o en el peor de los casos ante unas hojas en blanco, y comienzan a escribir un poema, un relato, un cuento o una novela. Son los nuevos autores que se incorporan sin cesar a este grupo que sueña con ver publicadas esas líneas alguna vez y que su nombre sea conocido por los lectores. Sin duda, alguno de estos principiantes en el arte de la escritura conocerá la gloria verdadera y en algún momento del presente siglo hasta podría ser galardonado con el Nobel de Literatura o, tal vez mucho mejor, podría ver su obra convertirse en un best seller y ganar cifras millonarias como J. K. Rowling o Stephen King.
La situación no es nueva, desde que Gutenberg inventara la imprenta, a mediados del siglo 15, y se empezaran a publicar los primeros textos impresos, durante casi 500 años la capacidad de seleccionar, editar y lanzar libros al mercado se limitaba a unos pocos centros de influencia, generalmente de carácter educativo o religioso. Los avances tecnológicos y la producción en serie dieron un giro de 180 grados a la situación hace poco más de 50 años. Ahora son las grandes editoriales las que manejan el panorama y sus ejecutivos los que determinan qué es lo que se publica y lo que debe desecharse.
Y como las editoriales desechan la mayoría de los originales que reciben procedentes de los aspirantes a escritores, los autores luchan contra la adversidad y buscan nuevos caminos para que sus textos vean la luz.
Revistas y editoriales independientes, publicaciones universitarias y de gobierno, premios literarios y la autoedición son el escaparate en que los noveles creadores dan a conocer su material. A esto se le suma la omnipresencia de Internet, que se ha convertido en una opción fundamental para dar a conocer a nuevos autores.
Eduardo de Gortari, Manuel de Jesús Jiménez, Itzcoatl y Yaxkin Melchy son parte de esta red que busca difundir no sólo su obra, también su pasión por las letras a través de publicaciones independientes y blogs.
“Lo bueno de las editoriales independientes es que siempre tienen las puertas abiertas, la gente es excesivamente bondadosa como lo han sido con nosotros, pero tienen limitantes como que es más cara la colocación de libros en librerías y la distribución no es muy amplia, ese es el punto a vencer”, señala de Gortari, un estudiante de la UNAM que pertenece a un colectivo de poetas que da a conocer su obra a través de blogs y redes sociales.
Y parece que este nuevo camino es garantía de difusión, en el blog de este colectivo, reddelospoetassalvajes.blogspot.com, compuesto por 15 jóvenes cuyas edades oscilan entre los 18 y los 23 años, aparecen más de 2 mil visitas.

Originales rechazados y destruidos
Parafraseando a los textos de los libros sagrados, en el mundo editorial actual son muchos los llamados, pero pocos los escogidos. Según los cálculos más aproximados, cerca del 90 por ciento de los originales que se presentan a los comités de lectura de las distintas editoriales son rechazados. La incógnita a despejar es cuántos de esos originales merecerían haber visto la luz y cuántos es mejor que queden guardados para siempre en el cajón de los olvidos.
El escritor español Rafael Reig relataba recientemente en la revista “El Cultural” que cuando presentó su primera novela, “Esa Oscura Gente”, a principios de 1987 a las editoriales españolas más importantes (Tusquets, Anagrama, Seix Barral y Planeta), recibió “cartas amabilísimas” de sus responsables en las que argumentaban el rechazo del original en que éste no encajaba en sus planes “independientemente de su calidad literaria”.
El autor de novelas de notable éxito literario y de ventas como “Sangre a Borbotones” o “Autobiografía de Marilyn Monroe” se pregunta ahora “¿de qué narices dependía entonces (el texto) si no era de la calidad literaria?”.
Afortunadamente, y después de una serie de peripecias, Reig logró publicar aquella novela y abrirse un hueco en el panorama literario.

Las posibilidades de Internet
A pesar del tortuoso camino plagado de rechazos y dificultades, hay autores que no se resignan a ser ignorados y ponen todo su empeño en publicar a cualquier precio. Además de presentar sus originales a editoriales aún a riesgo de ser ignorados, muchos de ellos concurren a convocatorias de premios literarios, algunos de los cuales –según denuncias habituales de escritores y críticos– están amañados previamente y las posibilidades de ganar son casi las mismas que de lograr un premio importante de lotería.
Por otro lado, la explosión de los blogs en Internet ha ayudado a que cualquier persona conectada a la red puede convertirse ahora en emisor de historias. Pero como el blog a veces no es suficiente para difundir los textos, algunos autores buscan alternativas como la autoedición, o la publicación en websites que admiten textos remitidos por vía electrónica.
La autoedición comenzó a implantarse en 1985 con la introducción del software PageMaker de Aldus Corporation y de la impresora de LaserWriter de Apple Computer para la computadora Apple Macintosh. Desde entonces, la tecnología ha evolucionado y el proceso se ha vuelto más sencillo para las personas que quieren distribuir copias de sus escritos al margen de los circuitos comerciales.
Por ejemplo, el buscador “Google Books” asegura que “está haciendo mucho por los pequeños autores que quieren dar a conocer sus obras” en Internet y que ha contribuido a “expandir la existencia de todo tipo de libros en todo el mundo”. Ello se debe a que, gracias a esos avances en la tecnología de la impresión, muchos escritores no necesiten ya llegar a un acuerdo previo con una editorial para publicar un libro de papel con sus tapas correspondientes.
Ahora existen servicios de POD (Print On Demand, Impresión Bajo Demanda) como www.lulu.com, que permiten a cualquier autor imprimir hasta un solo ejemplar con una calidad aceptable y a un precio razonable.
Mediante este sistema, cualquier persona puede darse de alta y enviar a una cuenta su obra sin costo alguno. Y gracias a una serie de herramientas “on line”, el material se puede editar para transformarlo después en un libro como el que vemos en cualquier librería.
La clave de la impresión bajo demanda está en que cuando se adquiere un libro, por ejemplo, el comprador paga un precio que es fijado por el propio autor y que ha de cubrir los gastos de edición y envío del ejemplar, así como la comisión por venta que cobra Lulu. Esa comisión es de un 25 por ciento sobre la cantidad que el autor considera como margen de beneficio por cada libro que es vendido.
Lulu.com inició sus actividades en 2002 y el sitio ya ha sido lanzado en varios países. Según datos propios, publica más de mil 500 títulos semanales, y ha vendido ya más de medio millón de copias por este novedoso sistema de impresión bajo demanda, de un total de 55 mil títulos disponibles en el sitio web.


sábado, 25 de octubre de 2008

Talentos perdidos

.

DIARIO DE LEÓN, septiembre de 2008


TALENTOS PERDIDOS


Ser un escritor de éxito como la Rowling


Los autores que empiezan consideran que la suerte es clave para publicar


Voces sin escuchar, obras sin leer y mucho talento perdido. En los buzones de las editoriales se apilan montañas de manuscritos que esperan a que una mano gentil los recoja y, en el mejor de los casos, los publique. Pero, por desgracia, no todos los escritores consiguen acceder al restringido mercado literario. Y los que lo hacen, coinciden en afirmar que la es el mayor peso de la balanza, porque la calidad hace tiempo que quedó en un segundo plano. En realidad, la suerte no es el único factor que decide si una obra pasa a formar parte del mainstream o engranaje de la literatura, pero sí que es uno de los elementos más importantes y quizá más aleatorio que entra en juego en las editoriales. Los comienzos en la escritura suelen ser duros y así lo confirma el hecho de que no haya escritores, salvo excepciones, que con su primera obra consigan llamar la atención de grandes editoriales, como Planeta o Seix Barral. Las editoras intentan conciliar la calidad literaria y el oportunismo comercial en sus lanzamientos, y para cumplir con eso rastrean el panorama literario con el fin de que no se les pase nada y luego no se tengan que arrepentir, como hicieron en su día varios editores ingleses al rechazar Harry Potter, de J. K. Rowling.

Pero, ¿es más fácil publicar ahora? Según Juan José Millás, con un premio Planeta en su haber, «mucho más», aunque conviene matizar que el hecho de que sea más fácil lanzar una obra no quiere decir que ésta consiga una resonancia suficiente como para ser «conocida» por el gran público y eso, como Millás afirma, es algo «frustrante».

Para Marta Rivera de la Cruz, la entrada en el circuito literario «no fue difícil» o por lo menos no fue «habitual», como a ella le gusta más decir. Periodista al principio y con la escritura como vocación, le llegó el éxito con su primera novela titulada «Que veinte años no es nada», en la que relataba la pasión irrevocable que el personaje de Luisa siente por un famoso escritor, Cósimo Herrera, veinte años mayor que ella. Consiguió con ella el premio Ateneo Joven de Sevilla y se hicieron nada menos que cinco ediciones de la novela. Los premios suelen ser una de las vías más socorridas para llamar la atención de las editoriales y conseguir con ello promoción para hacer «visible» el libro.

José Ángel Mañas, fue otro de los escritores que se hizo un hueco en el mundo literario a partir de su ópera prima, la rupturista «Historias del Kronen». La novela no sólo consiguió ser finalista en los premios Nadal del año 1994, sino que su historia se llevó a la pantalla grande a manos del director Montxo Armendáriz.