sábado, 30 de agosto de 2008

La frase de hoy


A veces escribes una línea, una frase, a veces estás llorando, a veces es la curva de una silla lo que te emociona y no sabes por qué. O a veces quieres escribir un poema y no sabes acerca de qué. Aporreo tontamente la máquina de escribir, a veces son diez páginas de escritura pésima, agónica, hasta que pesco una línea que sí tiene que ver con lo que quiero. Lo que hace una es cazar lo que quiere decir; una al principio no lo sabe.


(Anne Sexton)


viernes, 29 de agosto de 2008

VII FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA MONCAYO


VII FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA MONCAYO

MIENTRAS HAYA ESPERANZAS Y RECUERDOS, HABRÁ POESÍA

Homenaje a Gustavo Adolfo Bécquer

Actuación especial.
En concierto Luigi Maráez 28 y 29 de Agosto de 2008

Tarazona Litago Monasterio de Veruela Museo del Vino Trasmoz
(Zaragoza. España)

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RECONSTRUCCIÓN DEL AMOR

La estancia de Gustavo Adolfo Bécquer en el Monasterio de Veruela y en las Tierras de Tarazona y el Moncayo es un acto de invitación a la vida. Fe en un aire que fortaleciera su salud; un aire que, poéticamente, le concediese el don de ver la transparencia. Frente al Moncayo escuchó lo que el silencio le decía y fijó sus ojos en el infinito. Bajo este cielo interpretó el vuelo de los pájaros y el lenguaje del viento entre los árboles. De pueblo en pueblo, desde el Monasterio de Veruela a Añón o Trasmoz pasando por Litago, Tarazona y Vera, habló con nuestras gentes y meditó en los surcos de nuestros campos. Hablemos hoy nosotros con la obra del poeta que levantó el escudo de un universo de amor contra la amenaza de destrucción del mundo.

Trinidad Ruiz Marcellán Olifante.
Ediciones de Poesía

PROGRAMA

28 Agosto

LITAGO
Ayuntamiento
20.00 h.

Inauguración.
La pregonera Teresa Gallego anuncia el inicio del Festival. Pregón a cargo del poeta D. Manuel M. Forega. Actuación de Enma Luna. A Borina Moncaína.

29 Agosto
MONASTERIO DE VERUELA
Museo del Vino
11.00 h.
Intervenciones de los poetas:
Zhivka Baltadzhieva
Germain Droogenbroodt
Ana Muñoz
Agustín Porras
Manuel Vilas

Claustro
13.00 h.
Actuación de "El Acebo del Moncayo".

TRASMOZ
Cementerio
17.00 h.
Inauguración de la Escultura de Bécquer.
Presentación del escultor Luigi Maráez.

Actuación del grupo de danza El Embrujo de Trasmoz.

MONASTERIO DE VERUELA
Iglesia
18.30 h.

Presentación del libro Carta III de Gustavo Adolfo Bécquer a cargo del doctor D. Jesús Rubio, Catedrático de la Universidad de Zaragoza.
Proyección de Leónidas Martín Saura.
Lectura de poemas de Bécquer en diferentes idiomas.

Intervenciones musicales de Angi Ruiz Forés, Ana Segura, Kike Reyes y Âlime Hüma.

19.30 h.
Actuación de Luigi Maráez.

Lectura: Sofía Salvador, Enrique Alda, Pili Castro, Claire Dupouy, Traslapuente, Ana Alcaraz, Rada Panchovska y Ana Martínez Ferrer.

BookCrossing en el Monasterio.
Jardín Poético.
Instalación Performance en el Museo del Vino.

martes, 26 de agosto de 2008

Otoño literario

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Los protagonistas del otoño literario


El escritor Enrique Vila-Matas. (Foto: Antonio Moreno)


25/08/2008

EFE


BARCELONA.- Las últimas obras de Antonio Gala, Paul Auster, Enrique Vila-Matas, Haruki Murakami, John Grisham, Carlos Fuentes o J.G. Ballard destacan en el otoño literario español, dominado además por libros de ensayistas como Sánchez Ferlosio, Noam Chomsky o Gabriel Jackson.

Como en otros años, Gala inaugura la temporada con 'Los papeles de agua' (Planeta), que analiza el corazón de una mujer fracasada.

También habrá obras esperadas como la nueva novela de Juan Goytisolo, 'El exiliado de aquí y de allá' (Galaxia Gutenberg/Círculo); 'Dietario Voluble' (Anagrama), de Vila-Matas, o 'Todo eso que tanto nos gusta' (Destino), de Pedro Zarraluki.

Juan José Millás presentará en octubre su nuevo libro de relatos, 'Los objetos nos llaman' (Seix Barral), mientras que Tusquets publicará 'Todos los cuentos', de Cristina Fernández Cubas, que reúne 20 relatos de cinco volúmenes, más uno inédito.


Autores latinoamericanos

Entre los autores latinoamericanos, destaca la publicación de 'La voluntad y la fortuna' (Alfaguara), con la que el mexicano Carlos Fuentes continúa un ciclo que abrió hace cinco décadas con su primera novela, 'La región más transparente', y con la que festeja su 80 aniversario.

Latinoamérica estará además representada por 'El jardín devastado' (Alfaguara), del también mexicano Jorge Volpi; 'La novela luminosa' (Mondadori), del uruguayo Mario Levrero; 'La lámpara de Aladino' (Tusquets), del chileno Luis Sepúlveda; y 'El canalla sentimental' (Planeta), autobiografía de ficción del peruano Jaime Bayly.


Los Nobel, los 'bestseller' y la novela negra


El escritor Paul Auster. (Foto: Alonso González)

Aparecerán también nuevas obras de varios premios Nobel, como los 'Cuentos europeos' (Lumen), con todos los relatos de Doris Lessing ambientados en Europa; y 'Otros colores' (Mondadori), con ensayos, entrevistas y diarios de Orhan Pamuk.

Entre los autores extranjeros resaltan Paul Auster con 'Un hombre en la oscuridad' (Anagrama/Ed. 62), Martin Amis, con 'El infierno imbécil' (El Aleph) o John Boyne, autor de 'El niño del pijama de rayas', que en octubre publicará una relectura del motín de la Bounty (Salamandra/Empúries).

Además, Mondadori traduce por primera vez 'La balada de Iza' (1963), de la novelista húngara Magda Szabo.


'After Dark' (Tusquets), de Murakami; 'Los hechos' (Seix Barral), narración autobiográfica de Philip Roth; o 'El beso de la sirena' (Destino), de Andrea Camilleri, son otras novedades internacionales.

No faltarán autores de 'bestseller' como John Grisham con 'La apelación' (Plaza & Janés), Dominique Lapierre con 'Un arco iris en la noche' (Planeta), o Stephen King y su 'Blaze' (Plaza).

La novela negra tendrá a algunos de sus máximos representantes: Henning Mankell con 'El chino' (Tusquets); José María Guelbenzu con 'Un asesinato piadoso' (Alfaguara); James Ellroy con 'El asesino en la carretera' (Ed.B); o Joanne Harris con 'Juegos de caballeros' (Grijalbo).


La no ficción


El escritor y periodista Ryszard Kapuscinsky. (Foto: Begoña Rivas)

En el género histórico, los lectores tendrán su cita con Monaldi & Sorti, que ahora publican 'Las dudas de Salaì' (Roca); con Gauke Andriesse, que narra una historia de falsificaciones y expolio de arte en la Guerra Mundial en 'Las pinturas desaparecidas' (Alianza); con Valerio Manfredi y 'El ejército perdido' (Grijalbo); o con Lindsey Davis, que presenta la 16 novela de Marco Didio Falco (Edhasa).

Sin dejar la novela histórica, también se publicará 'Los huesos de Dios' (Umbriel), de Leonardo Gori, que recorre la Italia convulsa de la Contrarreforma, y 'Los guardianes del libro' (RBA), premio Pulitzer de novela de la australiana Geraldine Brooks.


La no ficción tendrá momentos dulces con reapariciones como Rafael Sánchez Ferlosio, con 'God and Gun' (Destino), en el que sigue analizando el tema de la guerra, y Noam Chomsky, que pone al descubierto la política exterior de EEUU entre 2006 y 2007 en 'Lo que decimos, se hace' (Península).

Obras completas, biografías y clásicos literarios

Será también tiempo de obras completas, las de Azaña (Taurus), a cargo de Santos Juliá, y las de Ortega y Gasset en diez tomos (Taurus), los cuatro últimos con textos inéditos.

También se editarán 'Mal de escuela' (Mondadori/Empúries), de Daniel Pennac, y dos libros sobre la crispación política: 'La confrontación política' (Taurus), de José María Maravall, y otro de Santiago Carrillo, sobre España, que publica Planeta en octubre.

Electa incluye en los próximos meses dos catálogos de obra completa esperados, el de Velázquez, realizado por el especialista Fernando Checa, y el de Klimt, de Alfred Weidinger.

El franquismo sigue inspirando obras como 'La victoria frustrada' (Debate), de Frank Schauff; 'La iglesia en llamas' (Destino), de Jordi Albertí; 'Los psiquiatras de Franco' (Península), de González Duro; o Ángel Viñas y 'El honor de la República'.

También destacan las obras autobiográficas de J.G. Ballard (Mondadori) y del fallecido Kapuscinski, de quien Anagrama recupera el libro no traducido al español 'La jungla polaca' (1962), así como las biografías de Negrín (Crítica) de Gabriel Jackson; de Alfredo Landa (Aguilar) por Marco Ordóñez; (Lumen), o de las actrices de Hitchcock (Lumen), por Donald Spoto.

Acantilado publicará por primera vez todas las cartas que envió Apollinaire desde el frente en la Primera Guerra Mundial a su amiga Lou, así como una amplia selección de la correspondencia de León Tolstoi.

En los clásicos literarios, sobresale Cátedra, que conmemora sus 35 años con una selecta muestra de títulos de sus colecciones Letras Hispánicas y Letras Universales, que comienza con obras de Bécquer, Machado, Flaubert, Baudelaire, Calderón o Baroja.

En poesía, destaca 'Tornado' (Seix), nueva entrega poética de Pere Gimferrer, continuación de su anterior 'Amor en vilo'.


Frase para hoy


Escribí mi primera novela porque quería leerla


(Toni Morrison, Premio Nobel de Literatura 1993)

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lunes, 25 de agosto de 2008

Erratas

El País digital

Ratas y erratas

BENJAMÍN PRADO 23/01/2003

Hace años, cuando trabajaba en el Círculo de Bellas Artes, tuve que vérmelas más de una vez con un linotipista, encargado de componer en su imprenta las invitaciones a los actos que se celebraban en la institución, que solía tomar, por su cuenta y riesgo, decisiones bastante peligrosas. Una tarde me llamó por teléfono y me dijo, triunfalmente: "Oye, ya tienes listas las tres mil invitaciones para lo del próximo lunes. Por cierto, que en el original habíais puesto 'Conferencia de Carmen Martín Gaite'. Menos mal que me di cuenta y lo corregí. Ahora ya pone el Martínez entero".

Todos los escritores y periodistas del mundo hemos sufrido la mordedura de las erratas, esa plaga de roedores invisibles a los que Ramón Gómez de la Serna definió como "microbios" y Pablo Neruda llamó "caries de los renglones". Ahora, el escritor José Esteban, el más madrileño -y madrileñista- de todos los nativos de Sigüenza, acaba de publicar en la editorial Renacimiento un libro delicioso, Vituperio (y algún elogio) de la errata, que reúne algunas de las historias más divertidas y crueles del género. Porque no hace falta más que leer el tomito de Esteban -a quien, por cierto, un cajista convirtió, en una ocasión, en José Estorban- para darse cuenta de que la errata es, en sí misma, todo un género o una especie emparentada con la carcoma, el cáncer y los buitres quebrantahuesos y tan poderosa que, como recuerda Esteban, un crítico llegó a escribir acerca de un poemario del mexicano Alfonso Reyes: "Nuestro amigo Reyes acaba de publicar un libro de erratas acompañado de algunos versos".

Esteban reúne muchas erratas terribles y graciosas en su libro, desde la de una compañía que anunciaba en la prensa sus "seguros sobre la viola" (por vida) hasta un comentario sobre la obra de Alejandro Dumas La dama de las camellas (en lugar de camelias); desde un titular según el cual "Al último atún de Inglaterra ha respondido el rey de Marruecos con una afirmativa" (por ultimátum) hasta otro anuncio de un diario en el que se reclamaba una "secretaria con ingles" (sin acento, en lugar de inglés). En la obra de José Esteban encontramos dos erratas terribles que solía contar, por cierto, Rafael Alberti: en la primera, un poeta cubano homosexual tuvo que hundir en el mar la edición completa de un poemario que le había publicado Manuel Altolaguirre cuando vio que su verso "Siento un furor atroz que me devora" se había convertido en "Siento un furor atrás que me devora"; en la segunda, podemos imaginar la palidez de Vicente Blasco Ibáñez cuando vio una línea de su novela Arroz y tartana donde la palabra "ceño" había sido confundida de manera espantosa: "Aquella mañana, doña Manuela se levantó con el coño fruncido".

Por cierto, que no sé si será cierta una errata apócrifa según la cual en los años sesenta apareció en un periódico gallego un suelto en el que se aseguraba que, antes de cada reunión ministerial, Francisco Franco solía entrar en la alcoba de Carmen Polo "en busca de su conejo" (por consejo).

Ramón J. Sender tuvo que ver cómo en la primera edición de su Mr. Witt en el cantón se le añadió una h a "God save de Queen" (Dios salve a la reina), quedando "God shave the Queen" (que Dios afeite a la reina).

Y al novelista Alfonso Hernández Catá, cuando se quejó de que le habían cambiado "relegar a un monasterio" por "regalar", le contestaron: "No se asuste. ¡Si viera cómo llamamos la semana pasada a la Purísima Concepción!".

Un libro exquisito, gracioso y un poco malvado, el de Pepe Esteban, que ayer me hizo imaginar alguna errata perversa en los titulares, por ejemplo, de este mismo periódico, de esta misma sección. ¿Se imaginan? "El alcalde aceptará cualquier falo del Tribunal de Cuentas" (por fallo); "Barón impone seguir de eurodiputado segundón en la lista de Jiménez" (por para ir segundo) o "Decomisadas 3.500 almas blandas en la región en 2002" (por armas blancas).

Que nadie se enfade, son sólo bromas. Aunque, no sé, ¿es posible que, a veces -sólo a veces-, las erratas sean un ardid de la verdad, para dejarse ver entre tanta mentira? Quién podría decirlo.

sábado, 23 de agosto de 2008

Poema IV

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ESPEJISMOS

Lo que codiciamos,
desde el secreto del océano
y el amor necesario de una piel,
ha alimentado el engaño.
La luna es blanca porque así se muestra,
aunque tan sólo sea un espejo.
Lo invisible aparece como cierto,
con un amago de callada presencia
en el hueco perfecto de la noche.
Intentamos respirar otras vidas
y que la savia perdure en el aire
como la palabra en el silencio.

Del libro inédito "La voz en la memoria"

lunes, 18 de agosto de 2008

La trastienda


LA TRASTIENDA DE UN ¿CANÓN?



Hasta las cosas más sencillas dan quebraderos de cabeza. Veamos. El verano es tiempo de lecturas. ¿Pero qué elegir entre clásicos, novedades y títulos que crían polvo en las estanterías de casa? Gran pregunta. El País Semanal se lo cuestionó hace poco más de un mes. Y se puso manos a la obra: recabar la opinión de 100 escritores de habla hispana para que recomendaran los 10 títulos que más huella les han dejado. Y además, ordenados como en un ranking: 10 puntos para el primero hasta llegar a un punto para el último. El remate. Puso en el disparadero a más de uno.

Una tarea como otra cualquiera, podría parecer. Incorrecto. Ir detrás de 100 autores en julio es más difícil de lo que parece. La mayoría aceptó el reto encantados de la vida; otros, a regañadientes, porque el miedo a no ser precisos les atenazaba. Un porcentaje muy bajo se negó en rotundo: que no, porque la literatura no entiende de cánones ni modas. Vale, sólo era una propuesta.

¿Y qué criterio para todo esto? Ninguno. O todos. O los propios de cada uno. La idea era que cada escritor se sintiera libre para seleccionar los 10 volúmenes que le han amasado el cerebro.

He aquí una muestra de criterios. Antonio Gamoneda eligió los textos que rondaban por su casa cuando la guerra. Ana Rossetti se decidió por los que le descubrieron "el placer de la lectura". Y subrayó: "Todo lo demás es presunción". A Félix de Azúa le calaron de pequeño la guía de teléfonos de Barcelona y el Diccionario Espasa-Calpe. La cubana Wendy Guerra aporta las "cosas prohibidas" que le prestaba "una mano amiga". Javier Cercas es irrebatible: "Libros leídos en torno a los 20 años, que es cuando con más ímpetu te cambian la vida".

Hay más de lo que podrá caber en esta página. Alejandro Zambra se permite una rebeldía: todos los textos que vota son de Georges Perec. Es que le descubrió una nueva sensibilidad, arguye. Y está el gran Francisco Ayala, que opta por una sola obra. Le da 10 puntos al Quijote. Los únicos puntos. Como si el resto de la literatura no tuviera sentido: "Lo leí de niño, lo leí de adulto, lo leí de viejo, lo leo de centenario. Es un libro perpetuo para mí, renovado siempre. Y he tratado de encajar mi obra literaria con el Quijote, no sé si usted se ha dado cuenta".

También hubo espera. Esto había que meditarlo, escoger, anotar, repensar, descartar, borrar... Todos los autores se tomaron su tiempo. Unos más que otros. Santiago Roncagliolo y Ray Loriga los tenían en la mente, en reposo. Sólo hizo falta vomitarlos. Venga, ya, en un minuto, de un tirón. Kirmen Uribe se reía con la ocurrencia de El País Semanal. Y contestaba a toro pasado: "Yo lo he hecho intuitivamente, como un entrenador que elige a los cinco que van a tirar los penaltis". No fue lo normal. Algún que otro indeciso, víctima de temor súbito, se arrepintió en el último momento y quiso cambiar algún libro. Demasiado tarde.

Con los 1.000 títulos en la mano, tocaba el recuento. Ordenar, sumar, repasar. Pero había obras que empataban. Ante eso, la pauta es la siguiente: gana el que haya obtenido más dieces, o en su defecto, más nueves. O más ochos... Y si hay coincidencia absoluta de puntuación, la pauta es el orden alfabético del autor escogido. Entre tanta letra impresa, tantas páginas evocadas y tantos universos mezclados, hasta las operaciones aritméticas mutan. Aquí y ahora, 100 × 10 es igual a infinito.

CRISTÓBAL RAMÍREZ

100 libros


Cien escritores en español eligen los 100 libros que cambiaron su vida


BENJAMÍN PRADO 10/08/2008


De un lugar de la Mancha al despertar de la conciencia feminista, con parada en otros 98 escenarios de la literatura universal. 'El País Semanal' ha preguntado a 100 escritores de habla hispana los 100 libros que les han marcado. Aquí está el resultado: los títulos que les abrieron la mente y ya nunca se la cerraron. Una lista imprescindible. Guiada por las glosas de los cinco primeros títulos a cargo de cinco grandes autores que ejercen, esta vez, de apasionados lectores.

El ser humano es un animal que nace, crece, se reproduce y hace listas. Será porque no podemos resistirnos a transformarlo todo en una competición o porque el mundo necesita ganadores a los que admirar, envidiar o discutir, según la naturaleza de cada uno, y perdedores a los que compadecer, en el mejor de los casos; pero lo cierto es que no hay nadie que esté a salvo de las comparaciones ni oficio que no tenga su olimpiada, y por ese motivo, sin querer oír al escritor Mark Twain, que ya nos avisó de que en este mundo hay tres tipos de mentiras que son los embustes, las patrañas y las encuestas, nos pasamos la vida haciendo precisamente eso, encuestas y sondeos: quién es el político más influyente del país, el más fiable, el que merece menos crédito; quienes son las 10 personas más poderosas, las más admiradas, las más guapas; quiénes son los más ricos, los menos amables, los más deseados, los peor vestidos... El proceso es siempre igual, aunque cambie el nombre que se le da al escrutinio: cuando se habla de banqueros o empresarios, se llama ranking; cuando se habla de deportistas, se llama clasificación, y cuando se trata de literatura, se llama canon, una palabra con muchas esquinas que puede tener un sentido artístico, económico y hasta religioso, pues define desde las reglas que marcaban las proporciones ideales de la figura humana en las culturas clásicas hasta el impuesto que grava los CD vírgenes, pasando por la parte de la misa que empieza con el te ígitur y acaba con el paternóster. Aunque, eso sí, sus primeras acepciones dobles en el Diccionario de la Real Academia Española son: regla o precepto, catálogo o lista.

Los críticos, a veces, son los cítricos con una letra cambiada, y a veces no, pero siempre son muy partidarios de inventar generaciones, hacer antologías y, de vez en cuando, listas de discos, cuadros o libros que por una parte nos proporcionen un modelo y por otra nos den una orden: el resto podréis elegirlo vosotros mismos, pero estos 10, o estos 100, hay que leerlos obligatoriamente. Sin embargo, todo es relativo en lo que respecta a las verdades absolutas, y los cánones siempre son polémicos, discutibles, subjetivos, versátiles y, a menudo, y como consecuencia de todo lo anterior, efímeros. Y, sobre todo, están al alcance de cualquiera, hasta de los propios escritores, como ocurre en este caso, en el que 100 autores hemos respondido a la pregunta de EL PAÍS: ¿qué 10 libros han cambiado tu vida? Me pregunto cuántos habrán dicho toda la verdad y cuántos habrán respondido a la defensiva, pensando en el proverbio chino que dice que las palabras sinceras no son siempre elegantes y las elegantes no son casi nunca sinceras. ¿Qué habrán preferido algunos de ellos: ser francos o quedar bien? Habrá de todo, porque ya se sabe que, tal y como dijo el ganador inapelable y destacado de este concurso, Miguel de Cervantes, en esta vida "cada uno es como Dios lo hizo, y aún peor muchas veces".

Sin duda, las votaciones han dado resultados curiosos, o en algunos casos increíbles: ¿qué hace el Manifiesto comunista, por ejemplo, en el puesto 82, por delante de los sonetos de Quevedo y de El gran Gatsby, de Scott Fitzgerald? Claro que peor les ha ido a la Divina comedia y a la Iliada, que están en el 60 y en el 77, respectivamente, con lo cual se ve que Dante no ha cuajado por aquí; no como Homero, que ha ganado la medalla de bronce porque tiene la Odisea en el tercer lugar de la clasificación. Eso sí, Dante está al fondo de la lista, pero bien acompañado, porque tiene justo por arriba Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, y justo por debajo La regenta, de Clarín. La verdad es que, en el ámbito de la literatura latinoamericana, Jorge Luis Borges les da una paliza a todos, de Gabo a Vargas Llosa, pasando por Rulfo, Cortázar y Onetti: Ficciones es el número 10 del escalafón; El Aleph, el 26; El hacedor, el 58, y hasta hay 23 autores que, haciendo trampas, han colado la obra completa de Borges como el libro que les cambió la vida, con lo cual habrá que pensar que su vida cambió muy lentamente ?aunque no tanto como la de Carlos Fuentes, que coloca La comedia humana, de Balzac, entera, con sus veintitantas novelas y sus dieciocho mil páginas, en quinta posición?, y tanto en prosa como en verso, con ensayos, novelas policiacas y obras hechas en colaboración con otros escritores, ya que todo eso publicó Borges, quien, por cierto, también reunió sus historias fantásticas predilectas en su Biblioteca de Babel, por donde pasaron muchos de los autores que salen en nuestra lista, como Melville, Poe, Robert Louis Stevenson, Henry James y, por supuesto, Kafka, aunque no Shakespeare, que aquí tampoco está entre los escapados, en cabeza de la carrera, sino con el pelotón, porque no aparece hasta los puestos 48 y 49 con El rey Lear y Hamlet, 34 posiciones detrás de la Biblia, por ejemplo. Bueno, tal vez vendría bien recordar lo que le contestó el propio Borges a una alumna de la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires que le dijo que Shakespeare la aburría y le preguntó qué podría hacer para remediarlo: "No hagas nada; simplemente no lo leas y espera un poco. Lo que pasa es que Shakespeare todavía no escribió para vos; a lo mejor dentro de cinco años lo hace".

No hay que olvidar que la lista que tenemos entre manos no pretende hacer el inventario de los mejores libros de la historia, sino de los que se supone que han cambiado la vida de los autores que los leyeron, suponiendo que tal cosa sea posible. Pero, sea como sea, algunos de los resultados de la encuesta son llamativos. Por ejemplo, sorprende que, aparte de Federico García Lorca, que ocupa el número 11 con su Poeta en Nueva York, no haya ningún otro miembro de la Generación del 27, ni Luis Cernuda, ni Alberti, ni siquiera Aleixandre, que tuvo tantos discípulos mientras vivía. Aunque aún sea más notable la ausencia de Antonio Machado, al que sólo han votado cinco escritores, y entre ellos sólo un poeta, Luis García Montero, porque los otros cuatro son novelistas: Antonio Muñoz Molina, José María Guelbenzu, Álvaro Pombo y Manuel de Lope. Juan Ramón Jiménez, al menos, salva de la quema Espacio, aunque sea en el vagón de cola de la lista. Quizá todo ello, incluido lo del 27, se explique porque se ha preguntado a muchos menos poetas que narradores -lo cual no impide, sin embargo, que Harri eta herri (Piedra y pueblo), de Gabriel Aresti, cruce la meta con el dorsal 98 a la espalda-, pero ese mismo desequilibrio hace aún más impactante la desaparición absoluta de otro autor que fue muy célebre mientras estuvo a este lado del más allá, recibió elogios a granel, ocupó todas las portadas, recibio todos los premios, desde el Planeta hasta el Nobel, y que ahora, a los seis años de su muerte, no ha recibido ni un solo voto: Camilo José Cela. A nadie nos han cambiado la vida La familia de Pascual Duarte ni La colmena.

Cela escribió mucho, pero lo que escribió pesa poco, por lo visto, incluidas sus obras de mejor reputación. Otros autores, como León Tolstói, no escribieron tanto, pero sus creaciones más importantes se mantienen a flote. Eduardo Mendoza, que por cierto no ha participado en la encuesta, decía hace poco, en una entrevista publicada en Cuadernos Hispanoamericanos, que Tolstói sólo tiene dos obras que merezcan realmente la pena, Ana Karenina y Guerra y paz, y aquí están las dos, la primera en la casilla número 6 y la segunda en la número 9. Tampoco le va mal a su compatriota Dostoievski, que logra un hat trick, en las posiciones 12, 13 y 55, con Los hermanos Karamazov, Crimen y castigo y El idiota.

Pero no hay duda de que los grandes triunfadores entre los escritores modernos son Marcel Proust y Kafka, lo cual debe de querer decir que los escritores españoles quizá andan algo bajos de moral. El autor de A la sombra de las muchachas en flor es el único que le hace sombra a Cervantes y logra el segundo lugar con En busca del tiempo perdido. El de El proceso y La metamorfosis alcanza con ellas, respectivamente, los números 4 y 5; coloca sus Diarios en el 64, y también logran varias menciones otros libros suyos como El castillo o La muralla china, aunque no, sorprendentemente, La condena. Eso sí, resulta obvio que la pervivencia de Kafka tiene mucho más mérito que la de Proust, teniendo en cuenta que si una de las frases más célebres del segundo es que "los seres humanos no deberíamos cometer el error de pensar que el presente es el único tiempo posible", la más conocida del primero es: "Max, quémalo todo".

Las 10 primeras plazas las completan Herman Melville, con Moby Dick, y Antón Chéjov, con sus cuentos. No está mal esto último, si tenemos en cuenta la forma en que se burlaba de la fama el creador de Tío Vania, La gaviota y El jardín de los cerezos: uno de sus cuentos es la historia de un hombre que llega una noche a su casa lleno de heridas, pero feliz porque le acaba de atropellar un coche de caballos en una plaza de Moscú. Su familia, estupefacta ante la alegría que parece sentir mientras la sangre le corre por la piel y empapa sus ropas destrozadas, le pregunta cómo es posible que esté tan contento, y él responde: "Pero ¿es que no os dais cuenta? ¡Mañana mi nombre saldrá en todos los periódicos de la ciudad!".

Para los amantes de los análisis de género resultará aparatosa la proporción de mujeres que ha dado la lista de los 100 escogidos, en la que sólo hay cinco escritoras: Carson McCullers, Emily Dickinson, Virginia Woolf, Jane Austen y Simone de Beauvoir; la primera, en el puesto 28, y la compañera de Sartre, en el último, el 100. Claro que entre los encuestados hay 23 mujeres y 77 hombres, pero eso, naturalmente, no tiene ninguna influencia. Almudena Grandes, por ejemplo, sólo pone a tres mujeres en su lista: Louise May Alcott, la autora de Mujercitas; Ana María Matute, con Los hijos muertos, y Carmen Martín Gaite, con Usos amorosos de la posguerra española. Rosa Montero, a otras tres: Mercè Rodoreda, George Elliot y Selma Lagerloff. Y la propia Ana María Matute, sólo a una: Emily Brontë. Por cierto, que como la autora de El corazón helado reserva un puesto en su clasificación para Habitaciones separadas, un libro de su marido, Luis García Montero, y éste, a su vez, le hace hueco a Las edades de Lulú, que tal vez cambiaron sus vidas porque los llevaron al uno hacia el otro, me pregunto a cuántos de los autores seleccionados les hubiesen gustado sus seleccionadores. Apostar siempre es ponerse en peligro, pero me juego algo a que a Kafka le habría caído bien Juan José Millás; Proust pudiera haber congeniado con Javier Marías; a Balzac y Thomas Mann no les habría importado tratarse con Mario Vargas Llosa; Dostoievski se habría encontrado en su salsa con Juan Gelman, y es posible que a Samuel Beckett le causase buena impresión Justo Navarro, aunque quizá lo encontrara un poco raro. Otras relaciones me parecen más que improbables, pero prefiero reservarme mi opinión. Además, sólo era un juego. Eso sí, hay quienes en ese juego se lo habrían puesto difícil a sí mismos, como Ray Loriga: J. D. Salinger, Joseph Conrad, Cormac McCarthy, Vladimir Nabokov. Vamos, unas peritas en dulce.

Elegir es descartar, y uno observa divertido el sufrimiento de algunos colegas a la hora de dejar fuera de su lista a algunos de sus autores predilectos. Hay quien intenta salvarlo con el ardid de meter las obras completas de alguno, para matar así todos sus pájaros de un tiro, como hacen Gustavo Martín Garzo con las de Kafka; Marta Pesarrodona con las de Federico García Lorca; Julián Rodríguez con las de Onetti; Agustín Fernández Mayo con las de José Ángel Valente; Clara Janés con las de Shakespeare; Soledad Puértolas con las de Baroja; Carlos Monsiváis, Nuria Amat y Horacio Vázquez Rial con las de Borges, o Isaac Rosa con el teatro de Bertolt Brecht.

Otros entregan los libros atados por parejas, como José Manuel Caballero Bonald, que le da el 2, el 3 y el 4 de su selección a las Soledades y la Fábula de Polifemo y Galatea, de Luis de Góngora; el Quijote y el Persiles, de Cervantes, y las Iluminaciones y Una temporada en el infierno, de Arthur Rimbaud. O como Javier Marías, que junta Ricardo III y Macbeth en el primer puesto de su lista, y El corazón de las tinieblas y El espejo del mar, de Joseph Conrad, en el tercero.

Santiago Gamboa y José Carlos Llop cuelan todo El cuarteto de Alejandría, de Lawrence Durrell, igual que otros empujan para que les quepa todo Balzac o todo Proust. Y Juan Marsé avisa de que aquí y ahora se decide por esos 10 títulos de Stendhal, Robert Louis Stevenson, Flaubert, Kafka, Juan Rulfo, William Faulkner, Scott Fitzgerald, Luis Cernuda, Pío Baroja y Albert Camus, pero que también podrían haber sido otros, y de esa forma, a base de hacerse el enfadado, gana a estas páginas sitio para otros cuantos libros. En resumen, que el problema no es con qué te quedas, sino a qué renuncias. Igual que en el resto de la vida.

La pregunta de EL PAÍS parece sencilla, pero tenía trampa. ¿Qué 10 libros han cambiado tu vida? Eso quiere decir que lo que se trataba de saber era, entre otras cosas, qué obras y autores nos habían abierto la puerta de la literatura o metido en la sangre la vocación de escribir. No se trataba de saber cuáles nos gustan más, nos han influido más profundamente o consideramos más importantes. Por eso es rara la poca presencia de libros infantiles o juveniles, que son los primeros que suelen llamar la atención y marcar la línea de salida del futuro.

Si miro mi propia lista, me doy cuenta de que no dice toda la verdad, porque empieza muy tarde, con los autores y las obras que leí cuando ya sospechaba que iba a intentar ser escritor. Pero, ¿y antes de eso? ¿Dónde están los libros de Los Cinco, de Enid Blyton, o los de Walter Scott, como Ivanhoe y La flecha negra? ¿Y Robin Hood? ¿Y las novelas de Salgari, y las de Julio Verne? ¿Y la poesía de Garcilaso de la Vega, un poco más adelante?

A los demás les habrá pasado algo parecido, pero tampoco tiene mucha trascendencia, porque puede haber por ahí alguno más pretencioso, pero estoy seguro de que todos ellos pasaron más tiempo del que pueda creerse pensando su lista; todos miraron sus bibliotecas con cuidado para asegurarse de que no cometían un olvido que luego iban a lamentar, y ninguno de ellos se tomó a broma el encargo. Y todos van a leer estas páginas con lupa por dos razones: para ver qué han dicho sus colegas y para comprobar qué suerte han corrido sus escritores, esa gente que tal vez haya cambiado su vida y tal vez no, pero que, en cualquier caso, los ha acompañado desde el principio, ha ido con ellos a todas partes, porque un escritor no tiene una sombra, sino muchas: sombras escritas que se llaman Kafka, o Cervantes, o Proust, y sin las que el cuerpo que las proyecta no sería nada. Sé que les habrá costado elegir, pero eso sólo demuestra que, además de buenos escritores, son buenos lectores. Más triste hubiera sido no tener dudas, porque el que no duda es que no tiene dónde elegir.