LA CIÉNAGA
Me siento ante a la sima de la vida
un volcán sediento de lava;
ya no me oprime el dolor, ni el rescoldo
muere ante el pánico de los exilios.
Sueño con párpados azules
de serpientes que habitan su seno,
en las horas eternas de vigilia
encuentro paz en mi duelo.
Ciegos están los abedules
en los escombros de la estepa
donde mueren de sed los desterrados
y los invasores minan aceras.
El espanto se apodera del día
y la radiante luz se vuelve negra,
extraña algazara de pájaros
anuncia lluvia en podrida ciénaga.
Del libro inédito Rituales de identidad
.
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