martes, 6 de septiembre de 2011

Poema LXIX

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TARDE DE AMOR

La tarde era propicia,
nos acogió en sus brazos el amor
y se fueron diluyendo en caricias
la sed, el deseo,
la carne de los besos.
El silencio alumbró los cuerpos
y esa luz cegadora
despertó los sismos,
la llama de tus ojos,
la piel de los incendios.
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2 comentarios:

MarianGardi dijo...

Que belleza, al degustarlo se deshace entre los labios:
Ricardo, que pena que no pueda ir al encuentro de poesía.
Me hubiera gustado tanto saludarte!!
Un abrazo

Marcos Callau dijo...

Me ha gustado mucho, Ricardo, este instante de una tarde cualquiera. Es cierto loq ue dice MarianGardi. Pareciera que los versos se van deshaciendo hacia un final preciso. Un abrazo.