PRESENTACIÓN RECITAL RUTA DEL ARTE 2002
Otro año nos encontramos ante vosotros para intentar acercaros el difícil arte de la poesía. Celebramos un cumpleaños muy especial y hemos elegido a los poetas aragoneses como protagonistas de este décimo aniversario de LA RUTA DEL ARTE. Hemos escogido a aquellos de los que nos sentíamos más cercanos, contando además con la excepcional participación de Carmen Serna, Luís Yrache, Ángel Guinda y José Antonio Labordeta.
Seguramente alguna vez os habréis preguntado qué nos mueve a escribir. Escribir poesía no es un juego, al principio lo hacemos sólo para desahogarnos y pensamos que lo que hemos escrito es algo privado que nadie debe leer, pero cuando le vamos cogiendo el gusto, vemos que cada vez escribimos mejor y nos planteamos, por qué no, presentarnos a algún concurso.
Desde ese momento el poema deja de ser algo privado. Por lo tanto el poema está escrito para ser leído y para que suene bien no basta con que diga cosas bonitas y profundas o usar bellas imágenes o palabras. Es necesario que cumpla unas reglas mínimas de medida y ritmo que le den musicalidad al poema. Pero esa técnica no se aprende en los grandes tratados de métrica. La técnica es preciso conocerla, pero a escribir poesía se aprende leyendo mucha poesía. Hay que leer mucho y bueno, para llegar a escribir algo que realmente merezca la pena, algo que por una parte exprese con claridad lo que queremos decir y por otra que el que lee o escucha se sienta identificado con él. El poema tiene que sugerir mucho y explicitar poco, debe ir de lo personal a lo universal. Por tanto escribir poesía no es ningún juego. Es más, en opinión del poeta Antonio Martínez Sarrión es una de las cosas más serias que se pueden hacer en la vida.
Entonces porqué la mala fama de la poesía. En primer lugar porque la poesía ha sido muy mal utilizada incluso por los propios poetas que han hecho de ella muchas veces un engorroso tejido de palabras de difícil interpretación. Pero como dijo Bécquer: "Mientras haya belleza habrá poesía" y en segundo lugar porque ha sido tachada de sensibilera y de tratar de huir de la realidad. Esto es sólo cierto en parte, ahí tenemos a la Generación de Poetas de los Cincuenta o a los más recientes de la llamada Poesía de la Experiencia como dos buenas muestras de lo contrario.
Lo que es indudable es que para que exista la poesía hace falta la inspiración. Sin inspiración no hay poesía, pero no sólo la poesía es inspiración. Detrás de cada poema hay un intenso trabajo de corrección que sólo su autor conoce y que muchas veces lleva a más de un quebradero de cabeza, por eso os digo que escribir poesía no es un juego. Hay poetas que se pasan toda la vida corrigiendo una y otra vez sus antiguos poemas porque nunca están totalmente satisfechos con el resultado final y otros sin embargo son conscientes de que se la pasan repitiendo en sus versos una y otra vez sus vivencias, como dice mi buen amigo Ángel Aguilar en un fragmento de uno de sus poemas: "Lo he vivido tantas veces,/ he pasado mi vida repitiéndolo: ... Saber cierto que nada ocurre porque sí, el inmenso poder/ de la aceptación y la conciencia, el femenino abrazo/ del Infinito cada noche./ La paz sin juicios que habita en la ternura/, la fuerza física del beso./ Lo he dicho tantas veces.../Pero es que no me habitúo/ a tanta y tan gratuita/ belleza por eso me repito, me repito.../
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