Fantasias... necesarias para iluminar matices de amor; mil fases de ti. Personajes que sólo descubres si activas tu sueño navegando la vida. No te niegues sentir. Detrás de la puerta: la luz; aventúrate al juego. Quien te quiera juzgar que se guarde el puñal... Fantasías, va no hay vela que puedan tapar lunas llenas de afectividad. ¡Viva la transparencia! Rescato a ese niño que aún corretea por el desván del deseo. Soy yo cuando quiero despistar el dolor; mi doble que viene a salvarme del golpe de un viento furtivo. Siempre talismán devorando el temor. Fantasías... mapas del deseo, planetas distantes que acercas de pronto si escuchas tu voz. Juegos sin castigo; radar que ilumina las zonas de sombra que aún hay dentro de ti.
La otra orilla me espera. Pierdo el miedo al miedo. Callan las veletas locas y el pasatiempo no sabe a contratiempo. No hay nada que forzar. El ritmo viene a mí como un latido original solo se deja oír armónico y gentil en el bosque encantado. Mantiene mi tic tac con el sabio rumor que sabe descifrar las claves del silencio. Desarma al ruido y corta la flor serena del instante. Me da lo que pido y me invita a solicitar lo que necesito. El ritmo anunciará cualquier malvado indi¬cio. Despierta su señal de alerta si se aproxima cualquier asomo de abismo.
Abro mi casa/cuerpo sin telarañas de autoestimulación y vuelo en el calendario de tu sonrisa. Me silba para que ahonde en la cueva y nade en el mar de la fertilidad. Soy el desahuciado que vuelve a vivir besado por su buena estrella. Soy el que ha esperado paciente a cruzar con tu barca hacia la otra ribera.
Páginas escritas siempre con el margen limpio para que me visite la sensualidad. Fuera inquisidores no niego el pasado; soy un alma activa, me encanta explorar. Nunca me siento herido si juegan al rechazo las normas artificiales. Barrera corporal para quien sólo se autocomtempla, sólo se pierde en un río interior que no quiere ver al mar. Imágenes-memoria... amor que me reclama ya voy hacia tu encuentro pues ya se te escuchar. Necesitaba el libre andar del peregrino; no fue el sexo mi droga tan sólo llave para conocer y abrir todas las puertas y remojar el miedo con sabia ecología de exquisita intimidad. Danzas húmedas y a superar cualquier tirón de la vista cansada de ausencia de paisajes. Bravo por la belleza: me dejo alimentar.
Corazón de sal, piel de arena, lengua de fuego, estrella de mar, nube que se atreve, a punto de nieve, de ritmo vibrante,- de palabra ardiente. El viento de cara, jardines de ensueño. No me miro al espejo. no tengo nada que conservar ni siquiera un fracaso para llorar ni un botín de recuerden en ultramar. No hubo mejores tiempos ni años dorados en el cartel. Que corra el calendario, que el tiempo vuele. Habrá un después del frío querido amigo Popper, Marina en diccionario de nuevos sentimientos. Colinas en la música divina del silencio, García de Olalla en juegos de líquida soledad, Yorgo Seferis sentado en la roca de la paciencia, Baudelaire: tan cansado de las flores del mal: Valery rebuscando sus calles-referencia para que Michael Ende nos vuelva a sorprender: jardines del lenguaje en las tardes de Gala y Juan Ramón celando las rosas del futuro. Se ríe Rosalía de quien confunde el puerto de la melancolía con el Apocalipsis. Amado se enamora una vez más de Gabriela. Clavo, canela en rama, ruta de las especies. Eternos descubridores en el idioma de la sensualidad creativa.
Quien tiene fantasías es un heredero del optimismo de una tradición enraizada en la belleza. Me nacen ramas y desprendo de mí los troncos secos. Amo de par en par, a manos llenas y no me agoto en la competición. En cuerpo de mujer descubro mis paisajes: puntitas de alfiler, al fin todo placer. Envidia al rencoroso, a quien me llamó loco. Locura es conocer el columpio de tu piel, balancearse en el rocío sin la red de la costumbre. Abrazado a la cola del vierno, con la fuerza de las nuevas energías afectivas. Sintiendo que el bosque vuelve a la ciudad, que las hayas pasean por el centro comercial. Bailo con las palabras y me dejo acariciar. Todo mi cuerpo siente si desalojé la ansiedad. Todo mi cuerpo amable; todo mi cuerpo ¡amor!.
Siento que al fin respiro en mi clima natural. Rompo últimos nudos; bienvenida libertad. Nunca bajo de tono cuando tengo que expresar nubes de sentimientos sin temor a la descarga. Que suenen los cueros, que el sentimiento pide foco. Le daré mis palabras, no necesito ahorrarlas; lo que doy me vuelve rico, abre las fronteras y las dudas de ayer fantasmas que la nieve en deshielo arrastró... al archivo del otro que fui, a ese tembloroso casi infantil que veía montañas gigantes en un valle de intensa amistad. Corre el calendario y agradezco el vendaval, cambio viejos cansancios por mi nueva intensidad. Ya no hay timbres de alerta ni pose de resistencia. Me siento seguro en el rail de la belleza, en la autopista del cariño, en la red de redes, en la divina telaraña que siempre deja respirar.
Eros festivo, ventanas al museo. la luz de Velázquez, Van Dongert y el can can. Van Gogh sobre las aguas es noche en Ámsterdam. Coco o piña colada y aires de Guayana. Sabores, mestizaje y vibración vital. Caricias del Atlántico, María de Candelaria. Vapores, selva negra y Cuba en Barcelona. Madrid sabe a Teresa, mi largo caramelo, morena cordobesa, Romero de Torres en el perfil. Diario siempre abierto, cuaderno de bitácora que no pide reintegros, ni sueña el interés. Me quedo en la memoria nunca en la nostalgia; me crezco en el amor y en el privilegio de disfrutar con el océano de la belleza. Mar de mares, mar de donde nunca se naufraga. Valle de lágrimas, abstenerse. Me espera el sentimiento aplicado, la ruta de la vientos, el arte de vivir, la querencia que intuye será visitada. La nana cariñosa de la madrugada y una niebla gentil que me deje cielo para pintar con palabras de vida. Manando amor.
Carlos Villarrubia
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