lunes, 30 de mayo de 2022

LA VOZ EN LA MEMORIA en Madrid


Presentación del libro LA VOZ EN LA MEMORIA en  Madrid 

Madrid. Casa de Castilla La Mancha. 16 Febrero 2010

Me alegra enormemente regresar a esta casa.

Son muchos los poetas manchegos queridos y admirados por mí: desde Angel Crespo (con cuya viuda, Pilar Gómez Bedate, conservo una amistad entrañable) hasta Francisco Caro, pasando por Miguel Ángel Curiel, Amador Palacios, Francisco Gómez Porro, o Pedro Antonio González Moreno...)

Así que te agradezco, Ricardo, tu invitación a presentar aquí tu libro La voz en la memoria.

(Lectura del poema "Espejismos" (pág. 19)

*

Conocí personalmente a Ricardo Fernández Moyano en Zaragoza, hace catorce años, en algún acto cultural, en la presentación de algún libro.

Nos escribíamos cartas. Me telefoneaba. Preparábamos nuestro acercamiento.

Una mañana de invierno quedamos a desayunar en la Cafetería Tena, en la Plaza de San Francisco, junto a la Ciudad Universitaria.

Me encantó su sencillez, su naturalidad, su inquebrantable calidad humana.

Hablaba con pausada avidez de su trabajo como educador de discapacitados psíquicos, de su familia, de la cultura zaragozana, de la vida.

Hablaba también, con desbordado entusiasmo, de poesía.

Desde el primer momento me conmovió su voluntad de ser, de ser poeta.

Con el paso del tiempo nuestra amistad creció, una amistad que no depende de la frecuencia de los encuentros sino de la intensidad de los mismos.

He tenido la suerte de conocer su trayectoria literaria desde sus primeros pasos (Tras la huella del tiempo, 1996; Transparencias, 2002).

Y he celebrado su progresivo asentamiento literario como poeta, narrador, estudioso, antólogo y activista cultural.

Lo primero que llama la atención en este libro es su título: La voz en la memoria, y no La voz de la memoria.

En sus poemas no habla la memoria. Es otra voz la que resuena en su lugar, en su facultad evocadora, a través del recuerdo de lo que ya se ha marchado, de quienes, presentes aún o definitivamente ausentes, ya no están junto a su autor, junto a nosotros.

Aquí nuestro poeta hace de notario transcriptor de aquellos pensamientos y sensaciones de desasosiego, nostalgia y tristeza que experimenta debido al sentimiento de pérdida.

La voz en la memoria es un libro elegíaco que nos lleva a revivir esa cita del poeta francés Sully Prudhomme que dice: "La poesía es un dolor".

Libro que reclama una lectura lenta y reconcentrada porque sus poemas, aunque breves y de una admirable transparencia, son, a la vez, densos e intensos, cargados de hondura y gravedad.

Libro que podemos adscribir a la poesía de la meditación, de la reflexión existencial dentro de una línea didáctica y moralizante.

Mas no estamos ante un dolor claudicante o derrotista sino cargado de esperanza.

Un dolor capaz de revelarnos alguno de los más importantes tópicos clásicos: como el tempus fugit, en estos versos del poema "Futuro imperfecto":

que el peso de los días no aplaste

la duda, ni tu efímero mañana

o cuando en el texto "Supervivencia" nos recomienda:

vivir contra el látigo del tiempo

sentimiento intensificado mediante la siguiente alusión al Carpe diem:

en el sufrimiento, como en la ternura,

saborea el perfume de la vida

En estos tiempos de postmodernidad en que la joven poesía se queda en lo anecdótico de la experiencia, yo celebro libros como éste que apuesta por la trascendencia del caso humano y contra el empobrecimiento del lenguaje poético mediante recursos de realce expresivo como la paradoja, la metáfora, el símil o comparación, la hipérbole o exageración.

Terminaré con las palabras que escribí para la contraportada de esta cuidada edición :

"Ricardo Fernández Moyano nos entrega con La voz en la memoria su mejor libro de poemas publicado hasta hoy. En él se manifiesta, con palabras de música y belleza, la inquietante aproximación entre la vida y la muerte mediante el puente que es el transcurso del tiempo.

El peso (pero también el poso y el paso arrollador) de la ausencia.

Estoicismo rebelde y hedonismo senequista caracterizan la atmósfera de su contenido, con la complicidad intensificante de una actitud vitalista como resistencia al dolor.
Tener presente "el placer de estar vivo" nos recompensa de toda adversidad.

Claridad de forma e intensidad en el tratamiento de los temas hace que la lectura de este magnífico conjunto de poemas resulte amable, gratificante y fértil".

Á. Guinda

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