martes, 19 de abril de 2022

LA VIDA RESCATADA al hilo de la presentación de Zarzal en Barcelona





En el mentidero de la discordia, la tierra de rastrojos oculta la claridad manipulando amaneceres a modo de prolongados crepúsculos. Fascinación por la muerte, devoción al presente efímero. El zarzal no enmaraña, es signo e indicio de un camino explorador. Y la inminencia del peligro sugiere la divina corresponsabilidad de convivir con la muerte. Reloj abolerado que marca sí las horas pero que también nos permite deslizarnos por el hueco de las sílabas al modo de los hilos de Cántico. Nada somos sin la luz del quinqué interior, como recuerdan cuadros y poemas de Ricardo. Nadie acude a nuestro rescate en las madrugadas inciertas cuando crece la duda ante el regreso del amanecer. Ahí está el susurro luminoso suministrando latido al Universo y es cuando la palabra viaja en dirección a la esencia y se busca y rebusca desgajándose de cenefas, en la radicalidad del ser íntimo. Todos los caminos sueñan tu sueño creador cuando miras de frente a la muerte y respetas los tiempos alejándote de la autoliquidación, viviéndote al compartir deseo-ternura y existencia en el magisterio del amor y la amistad. A orillas del Ebro, el cierzo cincela las palabras con su voluntad de matemático escultor, lejos de la ebriedad conceptual. El poder de los clanes condiciona, aturde pero nunca derrota la autoridad de lo afectivo que en vuelo de águila avistadora sobrevuela la batalla campal de las vanidades. Humana es la poética de Fernández Moyano, creíble en su vínculo solidario con la humanidad tan sofocada por tiempos de vida instantáneamente fotografiada. Tiempo interior que pide tiempo para maravillarse ante el futuro que se avista tras el zarzal.


Carlos Villarrubia


--Carlos Villarrubia: Periodista, escritor, letrista y autor multimedia.


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