domingo, 20 de julio de 2008

Vargas Llosa

LA VANGUARDIA, julio de 2008

Vargas Llosa: "La literatura ayuda a vivir, es una expresión de la libertad"

Santillana del Mar. (Cantabria). (EFE).- Mario Vargas Llosa sabe que aquella idea de los años sesenta de que la literatura podía cambiar la realidad ya no está de moda, pero él cree que el escritor "no puede rehuir una responsabilidad, sea moral, social o política, que trasciende lo puramente estético", porque "la literatura ayuda a vivir".

"La literatura es una expresión maravillosa de la libertad humana. En las grandes novelas descubrimos todo aquello que quisimos ser y que inventamos para vivirlo de mentira; por eso, la literatura es la gran acusación, la gran requisitoria; y es una demostración permanente de esa actitud crítica que ha sido el motor del progreso y de la civilización".

Con estas palabras resumía su concepción de la literatura el escritor peruano en la primera jornada del ciclo 'Lecciones y maestros', dedicada a analizar la obra del autor de 'La ciudad y los perros', en las siguientes hablarán Javier Marías y Arturo Pérez-Reverte.

En estos encuentros, que el año pasado protagonizaron Carlos Fuentes, Juan Goytisolo y José Saramago, se espera que cada escritor dé una lección magistral y Vargas Llosa la ha dado hoy. Por algo es uno de los grandes novelistas de la lengua española y por algo su nombre suena cada año cuando se acerca el Premio Nobel de Literatura.

Dada la importancia de estas citas literarias, organizadas por la Fundación Santillana y por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, a su inauguración han asistido el presidente del Gobierno de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, y la vicepresidenta del mismo, Lola Gorostiaga, entre otras autoridades.

Flaubert, uno de los escritores que más ha influido en Vargas Llosa, le enseñó que "la literatura es una manera de vivir", y para él ha sido así. Desde hace años, cada proyecto que emprende va "poco a poco" ocupando todo su tiempo, "invadiendo y colonizando" su vida.

Juan Benet creía que Vargas Llosa "se mimetizaba" con los personajes de sus novelas y "se disfrazaba" de algunos de ellos, y el escritor peruano reconocía hoy que, al final, "algo de eso ha pasado". Cuando escribe, se siente "como exiliado del mundo real", porque está "mucho más cerca del mundo ficticio".

"Llego a esos extremos de camuflar mi propia vida para inventarla mejor", aseguraba hoy Vargas Llosa, cuya ambición ha sido siempre la de "contar una historia bien contada", una historia que el lector no tenga la impresión de leer, sino de vivirla.

Tras ser presentado por el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, quien subrayó "la entrega total" con que Vargas Llosa responde a su "ambiciosa" concepción de la novela, el escritor peruano centró su intervención en "el descubrimiento de la importancia de la técnica en la literatura".

Frente a la literatura costumbrista y regionalista que se practicaba en los cincuenta en Perú, para Vargas Llosa, en sus primeros tiempos como escritor, fue decisivo comprender el papel "capital del narrador"y también el que juega "el tiempo".

La lectura de Faulkner, en los 50, fue "fundamental" para él, pero fue Flaubert el que mejor le instruyó sobre el tipo de literatura que él buscaba. "Leer 'Madame Bovary' me cambió la vida como escritor", decía hoy Vargas Llosa, que siempre ha admirado la "terquedad y perseverancia" del autor francés para conseguir obras maestras, aunque en sus comienzos no fuera "un genio".

Hubo un tiempo en que Vargas Losa creía que "la literatura era fundamentalmente forma", pero luego puso "en entredicho" esa concepción hasta concluir que no todas las historias son iguales.

"Ahora creo que hay temas que tienen de por sí una fuerza persuasiva, que la forma puede enriquecer o empobrecer, pero no recrear de la nada", afirmaba.

Galardonado con un sinfín de premios, entre ellos el Cervantes y el Príncipe de Asturias de las Letras, Vargas Llosa opina que "es respetable considerar que la literatura es diversión", pero se resiste a pensar que sea sólo eso.
La buena literatura, "las obras maestras", influyen en la conciencia del lector y en su forma de actuar. Y esa "responsabilidad" no la debe rehuir el escritor, aseguró.


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