¿Podría decirnos qué significa para usted el término literatura?
Un lugar de la realidad en el que se vive y se sueña intensamente.
¿Qué opina de la literatura en la red y de ésta como soporte literario?
La red tiene mucho interés para “asomarse” a las cosas, para descubrirlas y explorarlas, pero para leer obras literarias por extenso no hay aún nada como un libro de papel y tinta.
Háblenos de su experiencia como profesor. ¿Es difícil enseñar?
Ser profesor de Universidad no está mal; hay cosas peores. Enseñar literatura es difícil; y enseñar poesía, imposible, a no ser que los alumnos estén previamente “contaminados”.
¿Cómo recuerda usted a sus profesores? ¿Qué debe aportar un profesor a la vida del alumno?
Sólo tengo buen recuerdo de tres o cuatro profesores de entre los que a lo largo de mi vida me deparó la suerte. De la mayoría conservo un recuerdo entremezclado y anodino. Y de un buen puñado de indeseables prefiero no acordarme. El profesor ha de transmitirle a los alumnos, ante todo, humanidad, cercanía respetuosa, cordialidad. Y sobre esa base ineludible, todos los conocimientos que sobre la materia de su competencia resulten oportunos.
¿Qué espera de un buen poema?
Primordialmente, que me emocione, que no me deje indiferente ni con la sensación de que aquello no es más que un jueguecito ingenioso o un triste galimatías.
¿Cree que el sistema educativo proporciona un conocimiento razonable el idioma?
No; resulta insuficiente. Creo que un idioma (el propio, el ajeno) sólo se consigue aprender bien oyéndolo hablar a todas horas en torno tuyo y leyéndolo sin parar.
¿Qué cree usted que aporta al individuo el dominio del lenguaje y la dialéctica?
El lenguaje le es indispensable a todo ser humano para saberse a sí mismo y para estar en el mundo. Sin lenguaje no hay realidad. La dialéctica supone el encuentro civilizado de dos o más hablantes de una lengua y, si se utiliza con arreglo a principios, resulta fundamental para entenderse. En muchas ocasiones, sin embargo, no sirve más que para enredar.
¿Cree que en la actualidad hay oportunidades para la reflexión? ¿Se enseña a pensar?
A pensar nos enseña la vida, la experiencia. Dentro de la experiencia están también los libros de los maestros del pensamiento, en los que por supuesto hay mucho que aprender. Y siempre, antes y ahora, hay ocasiones para la reflexión, si uno es reflexivo.
¿Qué opina sobre el “Manifiesto por una lengua común”?
Pues que tiene mucho sentido común. Lo suscribo, siempre que no se haga una utilización partidista del mismo. La utilización política que le es connatural debería estar por encima de las banderías.
¿Qué le impulsa a escribir?
La extraña sensación que produce de dolor y alegría y de ser más que nunca el que uno es. Aunque, en el fondo, no sé, no sé por qué escribo. Esta es la pregunta más insondable de la entrevista.
Ante todo, el inmenso placer que me causa. Y también, claro, el deseo de conocer, de aprender (en el fondo, no son cosas distintas).
Un mensaje para todos aquellos que se inician en el arte de escribir y que participarán en el IV Certamen “Poemas sin Rostro”.
Que trabajen con verdad y sin prisas. Y que recuerden cuando se desanimen lo que dice Cernuda en uno de sus poemas: “La hermosura es paciencia”.
¿Qué relación tiene con Internet? ¿Está dispuesto a entrevistarse en directo con los internautas?
La relación es asidua, cotidiana y creo que provechosa, aunque no soy un adicto de esos que no hacen más que navegar. Estar todo el día enganchado a Internet es una manera de perder el tiempo como otra cualquiera. Estoy dispuesto a esa entrevista que me dice, pero ocurre que yo no valgo mucho para chatear, pues escribo despacio y sólo con el dedo índice de cada mano.
Lo que quiera añadir.
Salud y suerte para todos. Buenos libros para leer y mesura y tino para escribir.
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