Ya van para treinta años que conozco a Ricardo y le he visto siempre como alguien que lucha, con perseverancia, sin apenas altibajos, para cumplir su vocación poética. En este sentido tengo a mi amigo como un ejemplo. Pienso que es de vital importancia, en estos tiempos dirigidos desde arriba, la introspección. Darnos el tiempo suficiente, en soledad, para que nuestra voz más profunda, la voz de nuestra verdad, aparezca. Para seguir una voz, primero hay que oírla. Ricardo oyó claramente su voz. Y, desde entonces, no ha cejado en su continua tarea de mostrarla, cada vez más limpia, más cincelada, más madura, contenida y depurada. Así suena su voz en estos Rituales de identidad que hoy se presentan en su ciudad. Valga una pequeña aproximación:
DARDOS
I
La palabra tenida como escudo,
bálsamo o flecha,
revela la prudencia del humilde
y devuelve el poder a los esclavos.
II
Buscar refugio en soledad
ante el reino de la impotencia,
y encontrar el aliento necesario
en la quietud del eremita.
Frutos Soriano
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