jueves, 11 de junio de 2009

Poema XXVII

.

CAOS

No podemos vivir en dos orillas,

expulsar demonios por la boca

sin sentir el calor del sudario

en la frente de los débiles.

Derramar cascadas de luz

sobre crines de asfalto

y levantar estatuas de papel

en las oficinas del pánico.

Ya duermen los abedules

bajo un hechizo de hembras,

no hay paz para los gusanos

en la piel de las mazmorras.

Marchitas están las madreselvas

tras los corceles del tiempo,

callan despacio las gaviotas

en un caos infinito de ausencia.

Y mientras me envuelve la noche

callada, sueño con serpientes,

ángeles guerreros con tez de acero

enviados por mensajeros de muerte.

Altas torres cayeron del cielo

como torrenciales torrentes

que desataran la sed de los justos

tras una espesa cortina de nada.


Leído en la "Noche embrujada" del 6 de junio
.

4 comentarios:

Marian Raméntol dijo...

Ese caos que nos impregna y nos hace de nada, de nadie, de todo.

Me ha encantado el poema.

Un abrazo
MArian

Unknown dijo...

aùn en los momentos màs desesperanzados del ser humano, se acude por ayuda ...
inscripto en los genes del propio ser esta el deseo de existir para siempre ...
es una luz de esperanza.
Alicia

MarianGardi dijo...

Buen poema aunque ha habido otros que m ehan gustado màs.
Un abrazo

MiLaGroS dijo...

Es un poema apocaliptico Ricardo pero como siempre muy bien escrito . Me encanta lo de no podemos vivir en dos orillas. Hay tanta gente falsa. No podemos hablar pero sin compromiso. Un abrazo gran poeta y ser humano. milagros