PRESENTACIÓN DE CARMEN CARMINIS
DE RICARDO FERNÁNDEZ MOYANO
Carmen carminis es una antología de poemas del autor dedicados a “Ellas” y es fundamental resaltar el pronombre puesto que los poemas van dedicados o están inspirados tanto en niñas como en mujeres adultas.
El título es en sí un nombre femenino, aunque etimológicamente nos encontramos ante un par de homónimos que se refieren a “poema” o “canción”, en latín; y a “viña” o “jardín” en árabe, que a su vez deriva del hebreo. De ahí que aún hoy, en el Albaicín, encontremos casas moriscas caracterizadas por sus enormes patios y jardines interiores.
El poemario presenta toques propios del Romanticismo:
- El intimismo (con detalles sutiles de erotismo);
- El anhelo de libertad;
- La Naturaleza asociada a:
los estados de ánimo, como en “Zarzal”:
Buscas en el zarzal de la memoria
las luciérnagas
que solían acompañar tus noches
las partes del día, como en “Amanecer”, “Crepúsculo”, “Nocturno”; o las estaciones, como en “tarde de abril”
- La pasión amorosa, por medio de la hipérbole como en “Carta de amor” o “Mundos”, donde dice:
Todos los mundos se encuentran en ti
- El fracaso vital, que encontramos en “Vida”, donde el miedo y la duda aparecen personificados.
Sin embargo, a pesar de ser un conjunto de poemas esencialmente romántico, en Carmen Carminis también se manifiesta el Modernismo a través de:
- Elementos exóticos y exaltación de la belleza sensorial en contraste con la evasión del mundo material, en poemas como “Pasos en la niebla”, “Hechicera”, “Oasis” o “espejismo”
- Referencias mitológicas como el guiño al mito de Ícaro que aparece en “Amanecer”
- Numerosas personificaciones que embellecen el escenario del poema como en “Tiempo de olvido”, en el que leemos:
Hace tiempo que el viento
escuchó su latido
o en el “teléfono enmudecido” que aparece en “Soliloquio”
- Imágenes maravillosas como:
La luciérnaga febril de la noche
dibujó un espectro de duda
(“Mar de ternura”)
Un presagio delgado de luna
le abrasa la frente
y los árboles saben de su luz y su pena
(“Hechicera”)
Fragmentos de ternura
huyen entre los dedos
y los recuerdos se convierten
en una cascada de huesos
(“Sueño de luna”)
Todas estas imágenes y otras tantas figuras retóricas como las sinestesias o las metonimias enriquecen ese “yo poético” contemplativo que observa el objeto/sujeto del poema, esto es, el “tú poético”, ese “Ella” presente en cada poema.
Por otro lado, el léxico muestra varios arabismos que fortalecen el exotismo y les dan musicalidad a poemas como el titulado “En el alfeizar” o con los siguientes versos de “Abrazos”:
Con el aljibe de abrazos te retiene
y adormece tu boca entre sus sombras
Asimismo, la luna, siempre tan femenina, se convierte en un símbolo recurrente en el conjunto del poemario. La luna, tan amante de poetas, tan lorquiana, tan lunera, personificada o no, se extiende con su luz de la mano de todas “ELLAS” en Carmen Carminis.
Sonia Serrabao
En Barcelona a 25 de mayo de 2019.
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