|  | 
| Raquel Victoria | 
 Pero, al unísono, detrás 
del temor y el llanto, atisbamos el ardiente amor apasionado o a 
aquellas mujeres que han conseguido, con perseverancia y coraje, dejar 
atrás las aplastantes losas del sufrimiento, para poder enfocar sus 
pupilas hacia aquel espejo recién pulido que les retrate en una imagen 
coloreada de vida y dicha. Y es que noche y día se entremezclan, 
vertiginosamente, para terminar sonsacando la ansiada esperanza de la 
que dota el renacer del alba.
 En “Carmen carminis” Ricardo Fernández Moyano lanza una mirada 
introspectiva hacia la densa profundidad del universo femenino. Va 
limando aristas adversas y asperezas hasta reflejar el hilo vibrante de 
los sentimientos en toda su amplitud. El poeta nos lleva a bucear en un 
juego íntimo forjado por los iridiscentes haces de una lírica que cala 
hondo, nos habla con rotundidad de aterradores suplicios y pesares que 
jalonan, lamentablemente, las entrañas de muchas mujeres; en cambio, nos
 incita, asimismo, a contemplar, tras la lluvia opaca que tienden las 
lágrimas, el nuevo porvenir que les espera cuando la tristeza y el 
padecimiento del pasado, se hayan convertido en un ocaso ya desterrado. 
Ricardo Fernández Moyano entreteje la lacra social del maltrato y la 
violencia contra las mujeres por medio de un mensaje claro y sencillo: 
lucha porque hay salida, con el apoyo preciso lograrás ir arrinconando 
el dolor en los huecos del olvido y, así, podrás reencontrarte contigo 
misma, reconvirtiéndote y reinventándote en el umbral de una vida en la 
que solamente tú has de trazar ese camino libre, por fin, de velos. Es 
igualmente una nítida misiva en torno al papel desempeñado por la mujer 
actual; un papel que ha sido arbitraria e injustamente asignado por la 
globalizada sociedad patriarcal, la cual designa los roles de género, 
concediéndonos a las mujeres una marcada desigualdad en todos los campos
 y disciplinas, además de continuar limitando nuestro acceso y acciones 
en la esfera pública. Sin embargo, y ante todo, la suave danza de estos 
versos da voz a los silencios de las mujeres, llenando esas vacuas 
oquedades con una sensible poesía que, en conjunto, clama la 
concienciación social en una equiparada balanza; aquella que ha de 
alejarse definitivamente de las imposiciones y de la discriminación 
sexista.
 *RESEÑA DE RAQUEL VICTORIA
 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario