He buceado por tu Brotes de libélulas, escarchas y
crepúsculos y he resurgido más lúcida y confiada. Caminamos al borde de
ese abismo que llamamos Vida sobrecogidos por el temor a lo desconocido y
al ineludible paso del tiempo. Sólo esa luz que se entreve en las horas
más blancas de la noche nos reafirma en nuestra incertidumbre y en
nuestro lento transcurrir. Esa luz que resurge de la oscuridad y que es
la que más ilumina y revela. Intuyo que la poesía es también para ti,
amigo poeta, el único camino para vislumbrar esas diáfanas claridades
que nos acercan al umbral de lo invisible, los misterios del ser y del
no ser, porque la poesía es el alma en busca de los misterios.
Tu libro me ha hecho seguir el canto de las libélulas y ha iluminado con sus versos mi jardín de penumbras.
Gracias, querido poeta, por alumbrar mi oscuridad un poco más.
Marga Clark
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