domingo, 12 de septiembre de 2010

Poema XLVII

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Como muy dice mi buen amigo Fernando Sarría en su blog hubo otros 11 de septiembre, yo escribí este poema después del atentado a las torres gemelas que me recordó al magnicidio de Chile que fue una masacre de dimensiones desproporcionadas y que ya casi nadie recuerda. Indefectiblemente, este horror lleva un recuerdo añadido a Pablo Neruda que falleció ese mismo año de pena e impotencia ante el mismo.

11 DE SEPTIEMBRE DEL 73


Veintiocho años después del gran crimen:

el crimen más atroz y sangriento;

pájaros de gris acero golpearon

con fuego al ídolo de pies de barro.

La ciudad se estremeció incrédula,

un alud de pétreas y sombrías miradas

inundó el aire con el pavor de la ausencia

mientras una luz vaporosa

atravesó la mortaja del silencio.

Lloré aquella tarde de septiembre

en la que Allende murió por Chile

y todas las libertades sucumbieron.

Aún se escuchan ira y amargura

donde ayer dominó la prepotencia

aunque no hay castillo inexpugnable

ni abismo en insondable cueva.


Del libro "Rituales de identidad" de próxima aparición

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2 comentarios:

Mercedes Ridocci dijo...

Poético y merecedor recuerdo.

Me alegra habernos reencontrado.
Un abrazo

Princesa115 dijo...

Bonitas palabras para recordar algo triste, pero que por desgracia sucedió.

Saludos