martes, 1 de junio de 2010

Caballero Bonald Premio Lorca de Poesía

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IDEAL, 15 de mayo de 2010

El poeta Bonald y su esperanza inteligente.

El galardonado reivindicó en el Carmen de los Mártires "los viejos métodos humanísticos de la razón", en un mundo "asediado de violencia y desmanes".


El jerezano dice que la literatura le ha ayudado a vivir plenamente al recoger el Premio Lorca.

ÁNGELES PEÑALVER | GRANADA.


El poeta José Manuel Caballero Bonald (Jerez de la Frontera, 1926) recogió el VI Premio Lorca de Poesía con unas brevísimas palabras entonadas con gravedad, cierto nerviosismo y el inconfundible acento de alguien nacido de un padre cubano y una madre de ascendencia aristocrática francesa. El galardón se otorga a la trayectoria literaria, y Bonald dijo de sí mismo: «Mi vieja y afanosa dedicación a la poesía, durante más de 60 años, es una tenacidad duradera».

Se reconoció como un escritor en cuyos textos se vuelcan sus ideas estéticas y su moral. «En mi obra está implícito todo lo que pienso y aun lo que no pienso», aclaró ante la mirada atenta de los 400 asistentes al acto, repartidos por los pequeños salones del Carmen de los Mártires. En este palacete del siglo XIX se siguieron los discursos en directo a través de pantallas de televisión, ya que el acto, que en un principio iba a ser al aire libre en los jardines, se celebró en el interior por las bajas temperaturas.

Palabras como «la literatura me ha ayudado a vivir plenamente haciendo mis diagnósticos de la realidad» caldearon el ambiente institucional y protocolario del encuentro. Caballero Bonald cerró su discurso recordando que el mundo de violencia y desmanes que nos rodea encuentra soluciones en la inteligencia y en los viejos métodos de la razón.

«La utopía es la esperanza consecutivamente aplazada, de modo que habrá que confiar en que esa esperanza se nutra de los frutos generosos de la inteligencia», abundó el galardonado. El autor de 'Manual de infractores' (2005) recibió largos aplausos tras definir la poesía como un «buen sistema para defendernos de todo lo que nos impide ser más íntegros y felices».

En la gala, retransmitida en directo por la televisión municipal, el alcalde de Granada, José Torres Hurtado, señaló que la ciudad es sinónimo de literatura. «Entre sus muchos títulos esperamos que pronto luzca también el de Capital Mundial de la Poesía, como ciudad creativa para la Literatura», apostilló el regidor.

El alcalde repasó los aciertos del jurado en las seis ediciones anteriores del Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca. Desde 2004, han obtenido el galardón el asturiano Ángel González, el mexicano José Emilio Pacheco, que hace apenas un mes recogía el Premio Cervantes; la peruana Blanca Varela recibió la tercera edición del premio en 2006, siéndole concedido el mismo año el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana; un español, nuevamente, consiguió el premio en 2007, el poeta valenciano de la Generación del 50 Francisco Brines. Y en 2008 lo volvió a recibir un valenciano y mexicano de adopción, Tomás Segovia.

Pero fue el año pasado cuando por primera vez esta institución decidió premiar a un poeta andaluz, el gaditano José Manuel Caballero Bonald, «a quien felicito con especial ilusión, en nombre de la que desde este momento es también su ciudad», dijo Torres Hurtado.

Minutos antes, el autor de 'La noche no tiene paredes' (2009) había señalado que el Premio Lorca era una de sus más gratas satisfacciones en su ya largo oficio de escribir. «Para mí, es mucho más que una coincidencia feliz conectarme con Lorca», espetó.

«Rompe con lo establecido»

«El premio recae sobre un poeta excepcional, alguien a contracorriente, alguien que rompe con lo establecido y llama a las cosas por su nombre con fuerza y valentía, utilizando la palabra para puntualizar lo que no le gusta de todo cuanto ve, sin olvidar el lado más tierno de la vida, la fuerza del amor o la imperecedera belleza del mar, al que siempre está tan unido», prosiguió Torres Hurtado en la intervención más extensa de la velada, donde se dieron cita poetas como Ernesto Cardenal, Luis García Montero, Daniel Rodríguez Moya, Fernando Valverde y Luis Muñoz.

El primer edil recordó lo que decía el desaparecido Ángel González: «El atractivo de la personalidad de Caballero Bonald se debe a una equilibrada combinación de cualidades en apariencia opuestas, que en él se contraponen y armonizan. Su temple irónico no le impide tomarse muy en serio las cosas que merecen la pena; su actitud a veces en apariencia distante, es compatible con la cálida proximidad que desprende su compañía; su sentido lúdico de la vida que le lleva a prolongar los momentos de ocio placentero hasta agotarlos, está compensado por una disciplinada dedicación a su trabajo de escritor». El jerezano, desde su asiento, donde estaba junto a su esposa, parecía confirmar con su natural actitud parte de las palabras del asturiano.

«Dice Luis García Montero de la región de Argónida, el territorio ficticio que José Manuel Caballero ha creado en sus poemas y sus narraciones, que, aunque coincide con el paisaje del Coto de Doñana, en ella la intensidad simbólica de la literatura edifica una naturaleza cargada de mitología personal, un espontáneo impulso de la tierra, vengativo y laborioso, que ajusta cuentas con el desamparo de la realidad inhóspita. Encerrarse con la literatura es lo mismo que encerrarse con la realidad», disertó el alcalde ante los dos poetas aludidos.

A esta VI edición optaban 36 escritores -diez españoles y 26 iberoamericanos-, entre los que se encontraban Pablo García Baena, Ida Vitale, Rafael Guillén, Luis García Montero, así como el argentino Alfonso Nassif, el chileno Nicanor Parra, el peruano Antonio Cisneros, el panameño Demetrio Fábrega, el mexicano Homero Aridjis y el argentino y Premio Cervantes Juan Gelman.

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