viernes, 30 de marzo de 2012
Poema LXXXV
LA PIEDRA
Somos escombros compactos
reflejados en la esfera
donde vuela el exilio.
Colgamos en mitad de la penumbra,
en el miedo,
bajo una débil luz que tal vez no exista.
No conocemos el sabor de la sed
ni cómo atravesar la tormenta
o completar el puzzle de lo incierto.
Incapaces de divisar la fisura de la luz,
caemos en la belleza del cepo
donde el falso amor renace.
No podemos volver atrás
en esta lucha contra el aire.
Esta piel quedará clavada en el muro
formando parte de la galaxia,
este desierto.
¿Pero dónde está la piedra
que despertó las manos?
No hay paz, ni argumentos,
ni verdad,
aunque bajo mi piel,
sumergida entre las sombras,
lata una estrella.
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1 comentario:
Muy bonito Ricardo. Me gusta mucho.
Abrazos.
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