COMPLICIDAD
He contado los pasos
que restan al abismo,
al otoño invernal de los insultos
donde la ceguera es la dueña.
He visitado las estepas
de los hombres sin rostro,
donde las escolopendras
se aman a escondidas
y los niños no se reconocen.
He sentido en las ingles un peso
de espuma, callado en los discursos,
y guardado el silencio ordenado
en las catedrales del miedo.
Ya no puedo ser espectador
de la miseria de los condenados.
Pero en realidad,
no sé cuál es mi destino,
ni el placer que me corresponde,
sólo sé que no puedo callar
ante la inaudible voz
de la historia sin historia.
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