martes, 29 de septiembre de 2009

Muere el poeta Muñoz Rojas, cantor de lo cotidiano

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Experto en autores británicos, era Premio Nacional y Reina Sofía de poesía.- Iba a cumplir cien años

EFE - Málaga - 29/09/2009

El poeta y escritor José Antonio Muñoz Rojas, muerto hoy en la localidad malagueña de Antequera a pocos días de cumplir cien años, formó parte del grupo de poetas de la generación del 36 y fue Premio Nacional de Poesía 1998 y Premio Reina Sofía de Poesía Iberoameicana 2002.

Nacido en Antequera, Málaga, España, el 9 de octubre de 1909, estudió en el colegio El Palo de los Padres Jesuitas de Málaga y continuó sus estudios en Madrid, donde se licenció en Derecho.Realizó sin éxito oposiciones al cuerpo diplomático, y fue lector de Literatura Española en la Universidad de Cambridge, donde realizó la tesis sobre Literatura Comparada. Regresó a España en 1947 y a comienzos de los años cincuenta se trasladó a Madrid, residiendo desde entonces entre la capital de España y su pueblo natal.

En Madrid se hizo cargo de la Sociedad de Estudios y Publicaciones del Banco Urquijo, y compatibilizó esa actividad con la literatura. Perteneciente al grupo de poetas neorrenacentistas, José Antonio Muñoz Rojas fue fundador, junto a José Antonio Maravall, Leopoldo Panero y José R. Santeiro, de la Nueva Revista, al tiempo que mantuvo contactos con varios poetas de la Generación del 27.

Junto a Vicente Aleixandre, Ridruejo, Rosales, etc., participó en la revista Escorial, así como en Cántico y El Correo Literario, esta última fundada por Leopoldo Panero. Su obra poética comienza en 1929 con Versos del retorno y continúa con el poemario Ardiente jinete, con el que en 1934 obtuvo el tercer premio del Certamen Nacional de Literatura.

El canto de lo cotidiano, la importancia de la palabra poética y la expresión de lo auténtico es lo que caracteriza su obra a partir de 1939. De 1942 son sus Sonetos de amor por un autor indiferente, poemario al que siguieron: Abril del alma, 1943; Cantos a Rosa, 1955; Lugares del corazón en nueve sonetos que lo celebran, 1962; Antequera, norte de mi pluma y Salmo, de 1970.

En prosa

Autor también de obras en prosa, destacan: Historias de familia, 1945; Las cosas del campo, 1953 y Las musarañas, de 1957, entre otras. En 1979 publicó Cuentos surrealistas, un compendio de 13 relatos, y de 1989 es el volumen Poesía 1929-1980, una recopilación de todo su trabajo lírico que inauguró la colección Ciudad del Paraíso. Amigos y maestros, de 1992; Dejado ir: estancias y viajes, 1995; y Ensayos anglo-andaluces, de 1996 son otras obras del escritor malagueño.

Traductor y estudioso de poetas ingleses, es también autor de varios libros de derecho, de viajes y de memorias. De 1994 es el relato autobiográfico La gran musaraña: Memorias y de 1997 el poemario Objetos perdidos, con el que puso fin a la trilogía compuesta por Ardiente Jinete (1934) y Cantos a Rosa (1955), y con el que el 11 de noviembre de 1998 fue galardonado con el Premio Nacional de Poesía, por el Ministerio de Cultura. En febrero de 2002 publicó Entre otros olvidos, un poemario en el que el escritor malagueño recoge los textos escritos en los últimos tiempos.

Ese año, el 28 de mayo, fue galardonado con el premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana por el conjunto de su obra y en marzo de 2007 fue distinguido en la decimotercera edición de los Premios Andalucía de la Crítica por la obra El comendador. José Antonio Muñoz Rojas, Hijo Predilecto de Andalucía, fue galardonado con la Medalla de Oro de la ciudad de Antequera y la Medalla de Honor

de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo. En 2009, fecha de la celebración del centenario del nacimiento del escritor, la Junta de Andalucía declaró al poeta malagueño Autor del Año, junto a Antonio Machado. Ha participado en conferencias y en mesas redondas sobre literatura y ha formado parte de numerosos jurados literarios.

SEÑOR, QUE ME HAS PERDIDO LAS GAFAS…

Señor, que me has perdido las gafas,
¿por qué no me las encuentras?
Me paso la vida buscándomelas
y tú siempre perdiéndomelas,
¿me has traído al mundo para esto,
para pasarme la vida buscando unas gafas,
que siempre están perdiéndoseme?
Para que aparezca este tonto
que está siempre perdiendo sus gafas,
porque tú eres, Señor, el que me las pierdes
y me haces ir por la vida a trompicones,
y nos das los ojos y nos pierdes las gafas,
y así vamos por el mundo con unas gafas
que nos pierdes y unos ojos que nos das,
dando trompicones, buscando unas gafas
que nos pierdes y unos ojos que no nos sirven.
Y no vemos, Señor, no vemos;
no vemos, Señor.

José Antonio Muñoz Rojas: Objetos perdidos (1998)
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