miércoles, 24 de febrero de 2010

Soyinka

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HERALDO, 10 de enero de 2010


La poesía de Soyinka, por primera vez en español


'Lanzadera en una cripta' es el título del poemario en español del primer escritor africano galardonado con un Nobel, escrito en 1967, que publica ahora Bartleby Editores, y que saldrá a la venta en edición bilingüe a finales de enero.


EFE. Madrid

Adorno se preguntó si se podría escribir poesía después de Auschwitz. La respuesta parece afirmativa, ya que del dolor, la pérdida o del sufrimiento de seres encarcelados o torturados nacieron estremecedores poemas. Un ejemplo es el Nobel nigeriano Soyinka, cuya poesía se publica por primera vez en español.

'Lanzadera en una cripta' es el título del poemario en español del primer escritor africano galardonado con un Nobel, escrito en 1967, que publica ahora Bartleby Editores, y que saldrá a la venta en edición bilingüe a finales de enero, con prólogo y traducción de Luis Ingelmo.

Y es que Wole Soyinka, de 75 años, en los años 60 fue encarcelado en su país dos veces, en 1965 y entre 1967 y 1969. Estos dos últimos años permaneció en régimen de incomunicación, acusado de alta traición por colaborar, tras la Guerra Civil, con los rebeldes de Biafra, algo insólito para alguien que ha dedicado su vida a la defensa de los derechos humanos y a la critica los regímenes autoritarios.

En este tiempo Soyinka escribió, como podía en pequeños papelillos y muchas veces en plena oscuridad, algunos de los versos más intensos, alguno de ellos pudieron traspasar los muros de forma clandestina, como "Enterrado vivo" y "Flores para mi tierra", que forman parte de este libro, según aclara en la introducción Ingelmo.

"Aquellos poemas ligeramente diferentes a los que acabarían integrados en 'Lanzadera de una cripta', se publicaron en una hoja de papel, semejante al pergamino...y bajo el título genérico de 'Poemas desde prisión'.Y en el reverso de la hoja se facilitaba información sobre la inminente liberación del poeta y dramaturgo, además, y los créditos de publicación.

En estos poemas, y como luego haría en el resto del libro, Soyinka habla de esta experiencia en el encierro y de las personas con las que tuvo que tratar, "el sadismo del carceleros, tipificado bajo tres modelos: el lagarto, el morboso y el mirón"; y sobre los informes manipulados "Comunicado:/Duerme bien, come bien. Sus doctores no aprecian/ daños".

Ingelmo explica en el libro que Soyinka durante este periodo tuvo que hacer en la celda todo tipo de juegos mentales y geométricos para mantener viva la mente y fruto de este empeño escribió "rimas juguetonas e inesperadas que se pueden apreciar en "¡Oh raíces!" : "El roce de una telaraña en la oscuridad aparece medido en sílabas".

Pero Soyinka, dramaturgo, novelista y ensayista en cuyo trabajo mezcla las raíces africanas con la cultura europea, en "Lanzadera de una cripta", no hace poesía testimonial, social o de reivindicación; trasciende los muros y su voz se eleva para crear un lenguaje simbólico y metafórico, en defensa del ser humano.

Porque este autor, considerado uno de los intelectuales contemporáneos más destacados, comparado con los grandes innovadores del lenguaje narrativo, y con más de 20 títulos en su haber, ya dejó su testimonio en prosa sobre esta experiencia y con un lenguaje claramente autobiográfico en "El hombre murió: Notas en la prisión", publicado en 1972.

En "Lanzadera de una cripta", título que hace referencia al elemento que forma parte de un telar donde va el carrete y que el autor la sitúa en un cripta, como metáfora de una tumba, Soyinka, que recibió el premio Nobel en 1986, utiliza cuatro arquetipos: José, Hamlet, Gulliver y Ulises.

"Soyinka los utiliza como modelos de supervivientes, modelos de viajeros que no llegan a su sitio. Los cuatro son trasuntos de sí mismo. Cuatro figuras centrales y occidentales, y en este caso no africanas porque él utiliza indistintamente los mitos africanos y occidentales", aclara Ingelmo para quien esta traducción "ha sido uno de los trabajos más difíciles" de su vida.

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jueves, 18 de febrero de 2010

Un encuentro entrañable

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El martes 16 se presentó en Madrid mi poemario La voz en la memoria, tuvo lugar en la Casa de Castilla-La Mancha y fue un encuentro entrañable, la presentación de Ángel Guinda fue honda y profunda, como todas sus intervenciones, la amabilidad de Manuel Cortijo y Juan Pedro Carrasco como anfitriones de la Peña de Albacete en Madrid y el abrazo con Delfín Yeste al que por fin tuve la suerte de conocer.

Durante la lectura de los poemas a cargo de Agustín Porras y José Cereijo, Manuel Cortijo fue anotando los versos que más llamaron su atención y una vez acabada ésta, vió que con todos ellos había formado un poema sin pretenderlo, poema que transcribo a continuación en recuerdo de tan agradable velada.

Disculpamos la ausencia de Mónica López Bordón que al final no pudo asistir al evento.


LA VIDA


Germinarán semillas de esperanza

como el agua otoñal

que aletea sin rumbo.

Esas noches de insomnio

el mar latía con fuerza

con una voz que no era suya.

Vivir es ver en otros ojos el paisaje

de momentos sombríos y felices

y desandar caminos

en el labio entreabierto de una noche.


Ricardo Fernández


(Ordenado por Manuel Cortijo)




sábado, 13 de febrero de 2010

El poeta que se convirtió en poema

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PÚBLICO, 11 de enero de 2010

El poeta que se convirtió en poema



Se cumplen 20 años de la muerte de Jaime Gil de Biedma, el autor de Moralidades y de Las personas del verbo

ANTONIO PUENTE - MADRID

Criticada por algunos como un juego egocéntrico de resonancias magnéticas y exaltada por otros por su hondura intimista sobre la soledad urbana, la poesía de Jaime Gil de Biedma (Barcelona, 1929-1990) parece cada vez más subsidiaria de la aureola del autor.

Catapultado ahora en "cónsul" de película, a partir de su encomiable rebeldía la temprana manifestación de su homosexualidad en una España cerril, a la que se atrevió a señalar con el dedo de sus versos ("¡Ese intratable pueblo de cabreros!"), ocurre que como en ningún otro caso entre sus compañeros de viaje generacional, el ego del poeta tiende a confundirse con el ego textual de sus poemas.

"Yo creía que quería ser poeta, pero en el fondo quería ser poema", escribió en Las personas del verbo (1982), el volumen que reúne toda su obra. Para entonces, el poeta no sólo llevaba 15 largos años de silencio editorial, sino que argumentaba la definitiva cancelación de su escritura. "Mi poesía fue la tentativa de crearme una identidad; una vez creada, ¿para qué escribir?", explicaba, apartándose así de ese grueso generacional que buscaba en la poesía la pulverización de la identidad. "Las generaciones no son más que guías ferroviarias", lanzaba.

Cierto culto a la pereza y al goce estetizante de la posteridad en vida son, acaso, un motivo añadido a la fascinación que ejerce Gil de Biedma. Genial conversador y conocedor profundo de la poesía europea, su figura no paró de propagarse. Hasta sus detractores admitían la excelencia de sus textos, que, bajo una aparente improvisación, guarda un gran rigor formal y coherencia evolutiva; desde la búsqueda de la redención colectiva en Moralidades y Compañeros de viaje hasta el desengaño final sobre la propia redención individual en los Poemas póstumos (1966).

Poética erótica-amorosa

Tal vez sea su mejor legado ese viaje sin retorno hacia la escisión de la personalidad, en el que el del amante ausente se transfigura en la intimidad de nuestro otro yo. Por ahí los responsos emotivos de Contra JGB, de Después de la muerte de JGB o de Pandémica y celeste, una de las cumbres de la poesía erótico-amorosa.

"Lo importante en poesía", declaró poco antes de su muerte, "es saber qué se propone un poeta; muchos pretenden hoy ser originales, cuando los poetas escribimos desde y para nuestros antecesores". Un aspecto escasamente difundido es su rigurosa intertextualidad. Si, como señaló su venerado T. S. Eliot, "el mal poeta plagia y el buen poeta roba", Gil de Biedma supo atesorar ciertas combinaciones, y servirlas en botellas de náufrago con voz propia. Afluentes del realismo anglosajón y el simbolismo francés inoculados en venas machadianas; o un trasvase del turbulento Sena de Baudelaire al Acueducto de Segovia, sopesando narratividad y lirismo, coloquialismo y reflexión.

Logró paganizar, sobre todo, el púlpito de Eliot en "las barras de los bares últimos de la noche", y traspasar la recepción que el maestro le indicó para mostrarnos las sábanas maculadas en las "noches de hoteles de una noche". Así como muchos poetas admirables dejan poca retentiva para sus versos aislados, una de las singularidades de Gil de Biedma es su proverbial capacidad para cincelar emocionantes versos nemotécnicos. Esos juegos bipolares "Morir en paz los dos/Como dicen que mueren los que han amado mucho"; "De los dos, eras tú quien mejor escribía" que parecen destinados, antes en su vida y ahora en su obra, a que un Gil de Biedma salga indemne, si el otro falla.

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domingo, 7 de febrero de 2010

Presentación de La voz en la memoria en Madrid

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El día 16 de febrero se presenta en Madrid mi poemario La voz en la memoria.

Presenta el libro el poeta y escritor Ángel Guinda con la intervención de Mónica López Bordón, Agustín Porras y José Cereijo.

Casa de Castilla-La Mancha, C/ Paz nº 4, (metro Sol) a las 19'30 h.

Os esperamos.
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lunes, 1 de febrero de 2010

Poema XXXVII

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SOLILOQUIO


La soledad desnuda de la noche

germina en todos los cristales,

mientras rompe tras su ventana

la apagada luz de los recuerdos.

La sombra de los días

empaña el brillo impenetrable

de lúcidos momentos

cuando el reloj se ahoga en el silencio.

Sólo el tiempo

soporta el peso de las horas;

la plenitud de los días felices

se diluye entre las brumas del deseo.

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